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Centinelas Luminosos: Los Diminutos Sensores que Revolucionan Nuestra Salud y Seguridad

Dra. Selene Acosta Morales , Investigadora de la División de Materiales Avanzados del IPICYT.

En un mundo donde las mayores amenazas son a menudo invisibles, la necesidad de detectar enfermedades en sus etapas más incipientes o de identificar contaminantes furtivos en nuestro entorno es más crucial que nunca. ¿Y si pudiéramos contar con una herramienta capaz de revelar estos peligros invisibles? Una alarma nanoscópica, tan pequeña que opera a la escala del nanómetro (una milmillonésima parte de un metro), y que podría avisarnos antes de que el daño sea irreversible. La respuesta podría estar en una tecnología revolucionaria que utiliza "partículas brillantes" a escala nanométrica para ofrecernos soluciones.

Para apreciar el impacto de esta tecnología, primero debemos entender sus componentes básicos. Imagine un conjunto de focos nanoscópicos, tan pequeños que son miles de veces más delgados que un cabello humano. Estos focos tienen una característica especial: están diseñados para encenderse, apagarse o cambiar de color únicamente cuando detectan la presencia de una sustancia específica, actuando como centinelas que nos envían una señal de luz inequívoca. El componente central de estos sensores son los puntos cuánticos, partículas increíblemente pequeñas hechas de materiales semiconductores.

La propiedad fundamental de estos puntos cuánticos es la luminiscencia, es decir, la capacidad que tienen algunos materiales de emitir luz después de absorber energía, como la que proviene de una lámpara o del sol. Es el mismo fenómeno que hace brillar a las luciérnagas o a ciertos juguetes fluorescentes en la oscuridad. Al igual que una camiseta blanca resplandece bajo luz ultravioleta, los puntos cuánticos absorben luz de un color y la reemiten en otro distinto. Por ejemplo, cuando se iluminan con una lámpara ultravioleta, algunos emiten un intenso brillo azul, una señal luminosa que constituye la base de su funcionamiento como sensores.

 

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Una partícula brillante por sí sola no es un sensor. La magia ocurre cuando este brillo cambia de manera predecible al entrar en contacto con una molécula objetivo, ya sea un marcador de enfermedad, un virus o un contaminante. Este cambio puede manifestarse de dos maneras principales: el brillo del punto cuántico disminuye o se apaga por completo al interactuar con su objetivo, o bien, un punto inicialmente apagado se “enciende” y su luminosidad aumenta al entrar en contacto con él. Este cambio en la intensidad de la luz es la señal medible que los científicos utilizan para confirmar la presencia de la sustancia que buscan. Es esta simple capacidad de "encendido y apagado" la que se traduce en aplicaciones que pueden detectar enfermedades y salvar vidas.

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La Astrofísica, enorme oportunidad para desarrollar modelos de inteligencia artificial: Dr. Luis Enrique Sucar

Santa María Tonantzintla, Puebla. a 30 de octubre.- El Dr. Luis Enrique Sucar Succar, investigador de la Coordinación de Ciencias Computacionales del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), centro público de investigación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación         (Secihti), recibió el pasado 23 de octubre el premio que otorga la Academia Mexicana de Computación en reconocimiento a su trayectoria científica.

Hemos tenido la oportunidad de charlar con el Dr. Sucar, Premio Nacional de Ciencias, quien recientemente regresó de una estancia sabática en el Instituto de Astrofísica de Canarias, con motivo de su regreso a México y del         premio. Los retos de trabajar con astrónomos, la ciencia ciudadana y la enorme oportunidad de desarrollar modelos de inteligencia artificial con los censos del cielo, son algunos de los temas destacados sobre los cuales nos habló.

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El investigador comenta que durante un año realizó una estancia sabática en el Instituto de Astrofísica de Canarias en Tenerife, donde trabajó con los doctores Alfonso López Aguerri y Carlos del Burgo para clasificar enormes bases de datos.

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Microplásticos: el nuevo polvo del mundo

 

Dr. Armando Encinas

Investigador División de materiales avanzados, IPICYT

Un puño de arena, un sorbo de agua, un trozo de pan o incluso el aire que respiramos: todo contiene hoy diminutas partículas de plástico. Son tan pequeñas que apenas las vemos, pero tan persistentes que ya forman parte de los sedimentos del planeta, acumulándose en suelos, ríos y fondos marinos. Los microplásticos, esas fracciones menores de cinco milímetros y los nanoplásticos, aquellas fracciones menores a un micrómetro (o la milésima parte de un milímetro), que resultan de la fragmentación de nuestros objetos cotidianos, ya están en todas partes. Literalmente.

Los plásticos son un símbolo de modernidad. Ligero, resistente y barato: un material prodigioso que revolucionó todos los aspectos de nuestras vidas. Pero esa misma durabilidad que lo hizo indispensable también lo convirtió en una amenaza silenciosa. Los microplásticos son el precio invisible de nuestra comodidad.

Cada vez que lavamos la ropa se desprenden microfibras sintéticas; cada envase o bolsa de plástico que se degrada, en realidad se desintegra en microplásticos que son dispersados como parte de los efluentes, por el viento y la lluvia. Están en los océanos, en los glaciares, en la atmósfera y, según estudios recientes, también en la sangre humana e incluso en la leche materna. La humanidad ha logrado lo impensable: convertir al planeta, prácticamente, en un ecosistema plástico.

A diferencia de otros contaminantes industriales, los microplásticos no provienen sólo de fábricas. Las principales fuentes son terrestres y marinas, siendo las terrestres las más importantes. Gran parte de ellos se originan en nuestra vida cotidiana, en nuestras casas. La principal fuente de microplásticos son las microfibras provenientes de la ropa y textiles. Cuando lavamos ropa de poliéster o nylon, millones de microfibras se desprenden y viajan con el agua hacia las plantas de tratamiento. Allí, la mayoría se filtra, pero muchas escapan y llegan a ríos y mares. Lo mismo ocurre con las microperlas abrasivas presentes en pastas dentales, exfoliantes o cosméticos, y con los fragmentos que se desprenden del desgaste de llantas y carreteras. Por otra parte, todos los plásticos que descartamos, envases, bolsas, envolturas, empaques, cubiertos, vasos y platos desechables, terminan fragmentándose, con el tiempo, en microplásticos. Al liberarse, comienzan un ciclo que apenas estamos comprendiendo.

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Una vez en el ambiente, estos fragmentos representan un riesgo potencial para la salud ya que pueden liberar compuestos químicos tóxicos que se suelen agregar en los plásticos. También se sabe que absorben metales pesados, pesticidas y compuestos orgánicos persistentes y se ha demostrado que pueden ser vectores biológicos, transportando bacterias, hongos, virus. En el mar, son ingeridos por el plancton, los peces y las aves; en tierra, por insectos y lombrices. Así, los microplásticos entran en la cadena alimentaria, y con ella, regresan a nosotros.

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Nada hizo que los mexicas abandonaran el lago,  ni buscaran asentarse más allá de su mar dulce: Antonio Saborit

La isla sobre la que se erigió Tenochtitlan llegó a ser un espacio sobrepasado, desbordado, al grado que sus arrabales se adentraban en el lago y, sin embargo, “el mar dulce conservaba su encanto y un cerco inmutable de montañas anillaba la región”, aseguró el historiador Antonio Saborit, al dictar la conferencia “Memoria de la isla y su mar dulce”, como parte del ciclo Tenochtitlan, origen y destino, coordinada por Eduardo Matos Moctezuma, miembro de El Colegio Nacional.
 
En el Aula Mayor de la institución, el director del Museo Nacional de Antropología ofreció un recorrido sobre el origen de aquella ciudad lacustre que despertó la admiración de los españoles, desde el tiempo que definió como “la juventud de un mundo más joven, tantas veces modificado por las contracciones de su propio parto”, cuando la inmensa Cuenca de México yacía bajo el agua.
De hecho, recordó, hace 150 millones de años, la mayor parte de la cintura de América estaba debajo del mar y la subdivisión de la amorfa masa colosal que llamamos Pangea, delineaba como con lápiz graso, los súper continentes de Laurasia al norte y Gondwana al sur, separados por el mar de Tetis: “era el imperio del silencio y no había señal alguna del hombre”.
 
 
 
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“Entre dos de ellas, la placa del Pacífico y la placa norteamericana, alguna vez existió otra que se fracturó en dos más pequeñas y muy desiguales, Cocos y Ribera. Al abismarse con la lentitud de un sofoco por una trinchera bajo el borde occidental de América, lo que intensificó el retroceso del mar, el levantamiento de la sierra madre sur, montañas con memorias de acantilados y riscos, la posterior formación del eje neovolcánico de oeste oeste, así como la aparición de fallas geológicas y movimientos tectónicos extensivos que se encargaron de hundir bloques enteros de la corteza terrestre y de crear fosas o de prisiones tectónicas que más tarde se convertirían en cuencas volcánicas como la enorme Cuenca de México”, destacó Antonio Saborit.
En ese tiempo remoto, se delineó su relieve actual. Mientras los cinco continentes se desplazaban, se registraban cambios en la trayectoria de las corrientes marinas, se intensificaba el volcanismo, cobraban forma los sistemas montañosos y evolucionaba la vida toda en el planeta.
 

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Susana López Charretón invita a reflexionar sobre virus y pandemias en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros

 
“Ya no podemos seguir viendo nuestra salud —la salud humana—, como una sola; debemos vivir dependientes de la salud animal y medioambiental”, afirmó la viróloga Susana López Charretón, miembro de El Colegio Nacional, durante su conferencia “Hablemos de virus y pandemias”, que impartió en la Benemérita Escuela de Maestros ante docentes y estudiantes.
 
La actividad formó parte del ciclo Horizontes didácticos para la educación básica: del conocimiento científico a la imaginación cultural, organizado por El Colegio Nacional y la Cátedra UNESCO “Cecilia Braslavsky” de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).
 
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De acuerdo con la viróloga, la nueva generación de médicos, veterinarios y ecologistas necesita una formación integral en la que se complete una visión global de la salud, porque se ha demostrado que la salud de las personas depende, a su vez, del bienestar de la fauna y de sus ecosistemas.
“Es un enfoque diferente, colaborativo, multisectorial y multidisciplinario en todo el mundo. Queremos conseguir soluciones óptimas para la salud, teniendo en cuenta la interacción entre las personas, animales, plantas y el medio en el que vivimos. No se ve sencillo, porque tenemos que cambiar nuestra manera de actuar y de pensar”, confesó.
 
Durante su conferencia, que tuvo el propósito de acercar el conocimiento científico a la práctica educativa, aseguró que los virus están en todas partes: forman parte de la vida y de la historia evolutiva del planeta.
 

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Con el ejemplo de su vida y de su obra, José Emilio Pacheco “nos enseña a ser mejores”: Vicente Quirarte

 

Hace unos meses, Laura Emilia Pacheco le hizo llegar a Vicente Quirarte, miembro de El Colegio Nacional, un ejemplar de un “libro entrañable”: la antología El infinito naufragio, integrada por textos de poesía, narrativa y varia invención de “uno de nuestros más grandes polígrafos”.
Ahora, la escritora y periodista dio a conocer la aparición de Caleidoscopio José Emilio Pacheco. Aproximaciones a la obra de un poeta (El Colegio Nacional-UNAM, 2025), un volumen de 10 ensayos que se convierten en “un mapa de los diversos territorios tocados por la pluma de José Emilio”, destacó Vicente Quirarte en un texto leído por Teresa Vicencio, secretaria Administradora de la institución.
 
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“Cuando me enteré de que José Emilio Pacheco no estaba más de manera tangible con nosotros dije que me parecía imposible pensar en un mundo sin José Emilio. Los herederos suelen magnificar la obra de los que marchan, pero en el caso que nos ocupa, Laura Emilia ha construido un volumen que hace honor al trabajo de su padre.
 
“En esta ocasión, Laura Emilia traza un mapa de los diversos territorios tocados por la pluma de José Emilio Pacheco: en la feria de humanidades de nuestra república literaria, escapa a toda clasificación. La versatilidad de su trabajo lo hace indefinible”, escribió el colegiado, quien recordó que el autor de Morirás lejos casi nunca presentó sus libros, “se negó rotunda y valientemente a responder encuestas sobre temas de los que se espera que el escritor sepa todo”.
Desde la perspectiva de Vicente Quirarte, la modestia fue la principal enemiga de José Emilio, pero también el arma que se vuelve contra quienes, en busca de elementos para criticarlo, lo quisieron más mundano, “más débil, más expuesto a las mezquindades del, a veces, innoble oficio. Con el ejemplo de su vida y de su obra, nos enseña a ser mejores, a respetarnos y a respetar la existencia, a vivir con la mayor integridad la breve aventura que nos corresponde”.
 

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IPICYT y SEGAM unen esfuerzos para mejorar el medio ambiente en San Luis Potosí

-       La titular de la SEGAM, Sonia Mendoza Díaz, destacó la importancia de establecer vínculos con el sector académico para enfrentar los desafíos ambientales.

-       “Estamos frente a una oportunidad única de construir soluciones locales con base científica, que realmente respondan a las necesidades de nuestro estado”, concluyó Salazar Olivo.

Con la intención de encontrar soluciones científicas a los problemas ambientales que enfrenta el estado de San Luis Potosí, el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT) recibió a representantes de la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (SEGAM) para presentar una serie de proyectos que podrían transformar el abordaje del cambio climático y la contaminación en la región.

El director general del IPICYT, Dr. Luis Salazar Olivo, dio a conocer los detalles del encuentro en el cual participaron investigadores de distintas divisiones del instituto junto con autoridades de la SEGAM, encabezadas por su titular, Sonia Mendoza Díaz. Esta colaboración marca un acercamiento importante entre la academia y el gobierno estatal, con miras a implementar acciones concretas para la protección del medio ambiente.

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Durante la reunión, se presentaron diversos proyectos enfocados en áreas clave como el monitoreo de la calidad del aire, la captura de dioxido de carbono, la limpieza atmosférica y la vigilancia satelital de zonas de riesgo. Estas propuestas, desarrolladas por científicos potosinos, representan un avance en la aplicación de tecnologías de punta para combatir la contaminación y mitigar los efectos del cambio climático.

“La SEGAM ha tenido acercamientos previos con el IPICYT, pero en esta ocasión se presentaron proyectos específicos que llaman la atención por su aplicabilidad y pertinencia,- señaló Salazar Olivo-. Para nosotros es crucial colaborar con quienes conocen de primera mano la problemática ambiental de San Luis Potosí. Esta reunión fue fabulosa, porque nos acerca a soluciones reales y sustentables”.

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Huesos de tilapia: uso de sus componentes en membranas para limpieza de agua

La ciencia y la tecnología apoyan en buscar soluciones sostenibles y eficientes para aprovechar los subproductos de la industria pesquera y acuícola. Ejemplo de ello es el potencial que revelan los huesos de pescado como la tilapia (Oreochromis niloticus), puesto que, de forma natural, sus minerales contribuyen con un componente llamado hidroxiapatita, sustancia biocompatible que también se encuentra en nuestros huesos y dientes. Recientemente este componente se ha estado estudiando por su potencial capacidad de tratar agua contaminada.

¿Por qué la hidroxiapatita derivada de huesos de tilapia puede limpiar el agua?

La contaminación de los cuerpos de agua por diversos contaminantes como metales pesados, colorantes y fármacos, entre otros, representa un problema que afecta directamente la salud humana y la vida acuática. Si observamos muy de cerca la hidroxiapatita obtenida de los huesos de tilapia, esta presenta pequeños poros (orificios) que tienen la capacidad de atrapar a los contaminantes en su superficie, disminuyendo su presencia en el agua; de forma sencilla, es así como puede actuar como un material descontaminante natural.

Esta característica de la hidroxiapatita la convierte en una alternativa prometedora a los métodos tradicionales de tratamiento de aguas, que generalmente son costosos y pueden generar otros residuos. Además, al ser un subproducto de la industria pesquera y acuícola, su utilización contribuye a la economía circular, transformando lo que antes era un desecho en un producto de potencial valor.

 

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El significado de México 'lugar del ombligo de la luna' carece de fundamento: Miguel Pastrana

 

  • El investigador participó en el ciclo Tenochtitlan: origen y destino, que coordina el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, miembro de El Colegio Nacional.

  • Miguel Pastrana dictó la conferencia "Una ciudad, dos nombres. México Tenochtitlan en la escritura náhuatl".

  • Al contrario de Tenochtitlan, que aparece ampliamente representado en los documentos, el término Mexico sigue planteando dudas.

La versión poética que asocia el significado de México como "el lugar del ombligo de la Luna" no tiene sustento; no existe documento donde se ligue el concepto con la toponimia del lugar, sostuvo el investigador Miguel Pastrana Flores, especialista en historiografía de tradición indígena, al participar en el ciclo de conferencias Tenochtitlan, origen y destino, coordinado por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, miembro de El Colegio Nacional.
"No aparece en nada que tenga que ver ni con Tenochtitlan, ni México, ni con los mexicas, ni nada por el estilo. Entonces, dadas las características de la escritura náhuatl, creo que podemos dejar de lado 'el obligo de la luna', aunque es muy poético", afirmó al dictar la conferencia "Una ciudad, dos nombres. México Tenochtitlan en la escritura náhuatl".
 
Pastrana abundó que, dadas las características del sistema de escritura náhuatl, en la toponimia "debería de haber una luna", pero no existe en ningún documento. En el Lienzo de Tlaxcala, por ejemplo, aparece el metztli (luna) para referirse a Meztitlan; por lo tanto, "si podían escribir Metztitlan, podían escribir el ombligo de Metztitlan con la mano en la cintura".
 
 
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El topónimo de Xico, el lugar del ombligo tampoco aparece. "Xico es el lugar del ombligo, es ahí por la zona de Chalco, saliendo hacia Puebla; ahí lo pueden encontrar, pero no aparece en nada.
 

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