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Claudia Alicia Silva Segundo y la biblioteca del ADN


Por Joel Cosío

La Paz, Baja California Sur. 15 de agosto de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- La doctora Claudia Alicia Silva Segundo, candidata al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y becaria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para realizar estudios de posdoctorado en el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional (Cicimar IPN), realiza investigación relacionada con el código de barras de ADN de larvas de peces.

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Ella estudió la licenciatura en biología en la Universidad de Guadalajara (UdeG), periodo en el que colaboró en el monitoreo de las costas de Jalisco y Colima y conoció al doctor René Funes Rodríguez, del Cicimar, quien la invitó a realizar la maestría en ciencias en manejo de recursos marinos de dicha institución, en donde se especializó en la identificación taxonómica de peces. Posteriormente, realizó el doctorado en ciencias en el uso, manejo y preservación de los recursos naturales en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), especializándose en el uso de herramientas genéticas, como análisis de ADN mitocondrial, y en marcadores satelitales.

En entrevista para la Agencia informativa Conacyt, comentó que en el posdoctorado busca combinar el conocimiento adquirido en la identificación de peces y el uso de herramientas moleculares para desarrollar una base de información genética de larvas de peces.

“El objetivo es hacer una biblioteca de códigos de barra de ADN para que los investigadores puedan identificar y comparar las especies de forma exacta”, mencionó Silva Segundo.

Claudia Alicia Silva Segundo Claudia Alicia Silva Segundo.“El código de barras de ADN son secuencias estandarizadas de un tamaño de 600 pares de bases (pb) y está diseñado para poder ser comparado con plantas, animales, personas, bacterias, virus, etcétera”, detalló.

 Silva Segundo mencionó que la identificación de especies de peces a nivel larvario tiene aplicaciones en acuicultura y pesquerías, actividades económicas en donde se realizan muestreos de zooplancton para conocer qué es lo que se está produciendo en cierta área, estudios en los que en muchas ocasiones no han logrado identificar la especie a la que pertenece la larva.

“El zooplancton es un mundo inmenso del que se desconocen muchas cosas, si se han estudiado cien cosas, faltan miles más, lo que quiero hacer es conjuntar el aporte de muchos investigadores con herramientas moleculares, que es el análisis de ADN, para incrementar este conocimiento y en las nuevas investigaciones incluyan una base de información genética y morfológica”, reiteró Silva Segundo.

“La información de la identificación —a partir de herramientas moleculares— a nivel de especies, por ejemplo, es aplicada a la pesca o acuicultura para conocer el desarrollo de los organismos que se están cultivando, conocer sus características genéticas y morfológicas, y a partir de este conocimiento se decide si es viable su aprovechamiento, su manejo, su ubicación de reproducción, etcétera”, explicó.

La pasión por la biología marina

Silva Segundo rememoró que la experiencia que obtuvo en el proyecto de monitoreo de costas de Jalisco y Colima fue fundamental para decidir que el estudio de la biología marina, en particular el zooplancton, era a lo que quería dedicar su vida.

“El zooplancton en realidad no lo vemos, cuando empecé a hacer arrastres de zooplancton y a conocer todo lo que hay, rápidamente comprendí que es un mundo distinto y eso fue lo que me encantó”, mencionó.

“Posteriormente me enfoqué en las larvas de peces, una vez que vi las larvas dije: 'qué bonitos, estaría muy bien saber identificarlos, conocer la ecología de la larva, así como su taxonomía'”, continuó.

Desde el 2002, llegó a La Paz, Baja California Sur, para continuar sus estudios de posdoctorado, una resolución de la cual está satisfecha, porque ha combinado su vida familiar y la actividad científica.

“Viví un tiempo dedicándome a mi familia totalmente y ahora soy feliz combinando lo que estudié con mi familia, aunque algunas veces es cansado, es divertido”, comentó.

“Mi trabajo —en la ciencia— me gusta mucho. Empecé a ser bióloga por las actividades de campo, me encanta estar recolectando organismos, muestrear y visitar diferentes lugares. El trabajo en laboratorio también me gusta porque veo lo que colecté en el muestreo”, agregó.

En la actualidad, imparte una serie de cursos y talleres relacionados con el análisis de secuencias de ADN mitocondrial, como sus primeros pasos a la práctica de la docencia, en la que desea desarrollarse ampliamente.

 

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