Antonio Lazcano Araujo: el científico del origen de la vida
Por Hugo Valencia Juliao
México, DF. 18 de junio de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Para platicar sobre su vocación científica, nos recibe en su laboratorio de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el doctor Antonio Lazcano Araujo, reconocido investigador sobre biología evolutiva –en específico, sobre el origen de la vida–, quien se define a sí mismo como alguien “extraordinariamente orgulloso de ser mexicano”.
El científico, quien pertenece a El Colegio Nacional, estudió la carrera de Biología en la UNAM, misma institución en donde realizó sus posgrados en Ciencias. En la actualidad imparte el curso Origen de la Vida, además de liderar el laboratorio que lleva el mismo nombre.
Su infancia y la vocación por la ciencia
Sus primeros años de vida transcurrieron en Estados Unidos; sin embargo, en su casa siempre se habló español, ya que asegura que su familia mantenía un nacionalismo ferviente. Por ello, los padres del científico decidieron que naciera en Tijuana, Baja California.
“La idea era que yo naciera en la Ciudad de México pero cuando tomaron la decisión, el embarazo ya estaba muy avanzado y mi mamá no podía viajar”, narra Lazcano Araujo para la Agencia Informativa Conacyt.
Cuenta que siempre tuvo claro lo que quería ser, gracias a la carrera espacial entre la antigua Unión Soviética y Estados Unidos: “Yo le debo al programa espacial soviético la decisión de ser científico, porque cuando la Unión Soviética puso en órbita el satélite Sputnik, la carrera espacial hizo que la inversión del gobierno hacia la educación de la ciencia fuera mucho mayor”.
Sin embargo, su pasión por la biología surgió hasta la adolescencia. “A los 11 años recibí libros de regalo que fueron definitorios para mí. Mi papá me regaló uno de Aleksandr Oparin escrito en un lenguaje muy accesible que todavía atesoro con mucho cariño”, comparte.
Asegura que eso lo marcó, porque a partir de allí se interesó en el origen de la vida, tema que nunca ha dejado de investigar. “En ese momento definí que el origen de la vida era lo que me apasionaba; en el bachillerato ya lo tenía perfectamente claro”, dice.
Facultad de Ciencias
A los 14 años, Antonio Lazcano Araujo se trasladó junto con su familia a la Ciudad de México para cursar el bachillerato y después ingresar a la Facultad de Ciencias de la UNAM, misma a la que hoy pertenece como profesor de tiempo completo y responsable del Laboratorio Origen de la Vida.
A propósito de su época universitaria, el doctor recuerda cómo se encontraba la facultad cuando ingresó, recién terminados los movimientos estudiantiles de 1968. “La gente estaba muy dolida, seguía muy vivo el recuerdo de la represión gubernamental, eso generó una atmósfera de activismo no necesariamente positiva”, asegura.
Comenta que dicho movimiento generó muchos cambios en la institución académica y empezaron a desarrollar nuevas formas de enseñar la ciencia, a raíz del fermento intelectual, político e ideológico que repercutió después de los hechos sociales ocurridos.
En ese sentido, el doctor Lazcano Araujo reconoce los factores que han cambiado en la Facultad de Ciencias con respecto a su época de estudiante: “En términos profesionales, había profesores que desdeñaban la teoría de la evolución, asumiéndola como pura especulación; ahora la UNAM es un ejemplo a nivel internacional en la formación que los estudiantes reciben en aspectos de biología evolutiva”.
Biología evolutiva en México
El científico relata cómo surgieron las primeras ideas darwinistas en nuestro país. “Todos los que nos dedicamos a la biología en México somos los nietos intelectuales de Alfonso L. Herrera”, comenta.
Explica que fue precisamente Alfonso L. Herrera quien se dedicó incansablemente a promover la teoría de la evolución en territorio nacional. “Cuando dirigió el Museo de Historia Natural del Chopo, él lo pensó como un recinto para la difusión de las ideas de la evolución que conoció directamente de Charles Darwin”, refiere.
Un gran logro en su carrera
El catedrático de la UNAM es el miembro más reciente de El Colegio Nacional, donde se encuentran científicos, artistas y literatos mexicanos destacados.
Para él, pertenecer a dicha institución ha sido el reconocimiento más grande en su prestigiosa carrera. “Es el mayor honor al que puede aspirar un mexicano que se dedique a la cultura en alguna de sus ramas; no solo es la mayor distinción que jamás imaginé que iba a tener, es un privilegio enorme”, manifiesta con orgullo.
Asimismo, reconoce que la atmósfera que se vive entre las paredes de El Colegio Nacional es maravillosa. “A la hora de la comida puedes estar sentado junto a una arqueóloga o un astrónomo, y la riqueza de la conversación es absolutamente fantástica”, agrega.
El doctor Lazcano Araujo no solo ha sido reconocido en México; sus investigaciones sobre biología evolutiva también han sido dignas de destacarse en el extranjero. Es por ello que actualmente es director honorario del Centro Lynn Margulis de Biología Evolutiva en Islas Galápagos, Ecuador. Este centro se encarga de realizar las Cumbres de la Evolución, un espacio donde estudiantes e investigadores de todo el mundo se reúnen para intercambiar conocimientos sobre teorías de la evolución.
Con respecto a su función en dicha institución, menciona: “Nuestro objetivo básico es usar los medios contemporáneos para homologar los conceptos esenciales de la biología en Latinoamérica. Nuestra idea es que una niña de 14 años pueda tener acceso –a través de su celular o tableta– a lo más nuevo de la biodiversidad y la biología, combinando la riqueza natural que tenemos en la región”.
Después de más de tres décadas de carrera académica, el científico está seguro de cuál ha sido la satisfacción más grande que le ha dado el desempeñarse en el ámbito científico: “La ciencia nos renueva intelectualmente todo el tiempo. Yo a veces leo lo que escribí hace 10 o 15 años, y afortunadamente me doy cuenta de que no soy el mismo, entonces allí encuentro una renovación académica, intelectual y personal”.
Sostiene que nunca comprenderemos con exactitud el origen de la vida porque no estuvimos allí, pero se puede indagar a través de las pruebas más antiguas existentes y hacer una narrativa histórica de lo que ocurrió.
“La naturaleza es comprensible y cognoscible, por lo que se estudia y simula matemáticamente, lo que nos puede o no llevar a un conocimiento comprobado”, concluyó el doctor Antonio Lazcano Araujo.
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