Miroslava Cruz-Aldrete, hacia el reconocimiento de la lengua de señas
Por Yureli Cacho Carranza
México, DF. 29 de septiembre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Con un gran interés por conocer a la comunidad sorda y por saber cada vez más acerca de la Lengua de Señas Mexicana, la doctora en Lingüística por el Colegio de México (Colmex), Miroslava Cruz-Aldrete, ha trabajado arduamente a favor de que se reconozca a los sordos como una comunidad lingüística minoritaria más y no como personas con discapacidad.
La lingüista considera que los sordos no tendrían por qué estar insertos dentro del sistema de educación especial porque, al igual que las comunidades indígenas, ellos también son un grupo capaz de comunicarse con una lengua diferente que forma parte de su identidad. "No son sordomudos, el término es incorrecto, si no pueden hablar es porque no pueden escuchar, solo son sordos y pueden ser usuarios de una lengua de señas que les da la facultad para desarrollarse y desenvolverse adecuadamente. Empero, si no se les enseña su lengua entonces cómo van a poder comunicarse", explicó.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la investigadora perteneciente al nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) conversó acerca de su vida y de su pasión por la enseñanza y estudio de las lenguas.
Derecho a un modelo educativo bilingüe
“La mayoría de los niños sordos proviene de familias oyentes y su contacto con la lengua de señas es tardío en virtud de que el primer impulso de los padres o tutores es que adquieran la lengua que ellos tienen, el español. Esto propicia que se pierda un periodo crítico de adquisición muy importante para el desarrollo de los niños sordos, se viola su derecho a la lengua de señas como su primera lengua, su lengua natural, la que les permite aprender e interactuar mejor con el mundo. En este sentido, la obligación de los padres de familia para establecer un contacto más adecuado con sus hijos sordos es aprender la lengua de señas mas no al revés, los padres esperan que sus hijos sordos aprendan primero español y después lengua de señas”, manifestó la entrevistada.
Asimismo refirió que el modelo educativo bilingüe para las personas sordas implica la enseñanza del español como segunda lengua. “Si los niños sordos aprenden español como segunda lengua, sobre todo en cuanto a escritura y lectura se refiere, podrán egresar de la educación básica, ir al bachillerato y a la universidad. Por desgracia existe un desconocimiento general al respecto, incluso los propios médicos no tienen información adecuada porque solo orientan a la familia en términos de rehabilitación o uso de auxiliares auditivos como el implante coclear, etcétera, mas no acerca de la importancia de que los niños sordos adquieran la lengua de señas como primera lengua. De ahí que no se instrumenten las medidas necesarias para que maestros oyentes también aprendan lengua de señas y puedan instruir adecuadamente a los niños sordos favoreciéndoles una mayor y mejor educación a través de un modelo educativo bilingüe. Resulta incierto pensar sobre el futuro educativo de las personas sordas porque desafortunadamente no se les está enseñando como se debe”.
Orígenes de la vocación
Maestra de formación, Miroslava Cruz-Aldrete estudió la licenciatura en Educación Especial perfilándose hacia la audición y el lenguaje en la Escuela Normal de Especialización en el Distrito Federal, ciudad que la vio nacer aun cuando parte de su niñez la vivió en Monterrey. “Vengo de una familia de migrantes porque mi familia paterna viene de Oaxaca y la materna proviene de Guadalajara”, afirmó.
Su gusto por la educación especial, así como su enfoque por la lengua de señas y la comunidad sorda los debe a que de niña, su padre —quien era terapista físico— la llevaba al Hospital Central Militar donde él trabajaba y en ese lugar sin mayor problema se relacionó con niños con diferentes discapacidades, llamándole la atención lo que entonces se nombraba lenguaje manual, mismo que quiso aprender.
“He sido muy afortunada por poder hacer lo que me gusta, no me he despegado de mi formación de maestra de educación especial. Tengo muy puesta la camiseta con relación a la comunidad sorda y ahora que tengo un doctorado en Lingüística entiendo mucho mejor lo que ocurre con el lenguaje y la lengua de señas, el bilingüismo y las estrategias que se requieren para que los sordos aprendan español escrito”.
Actualmente la doctora Cruz-Aldrete se desempeña como profesora investigadora de tiempo completo en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. “Si yo pudiera cambiar algo de México sería la proporción del gasto público con relación a la inversión que se da a la educación, me parece que es totalmente desigual; y si de verdad queremos que el país salga adelante, debe dársele mucho más presupuesto a la educación porque el potencial para que el país tenga un mejor nivel educativo, incluso a nivel mundial, existe. Es desmotivador que por circunstancias económicas debamos desertar de hacer mejores y mayores cosas en materia de educación”.
La enseñanza de la ciencia
Al igual que otros investigadores, Miroslava Cruz-Aldrete considera que al aprendizaje de la ciencia en nuestra nación le hace falta un vínculo temprano “quizá la forma en que se nos ha enseñado desde que somos niños ha pesado, lidiar con la idea de que la ciencia es aburrida y difícil es un problema para que los niños se acerquen a la misma”, expresa.
Explica que con frecuencia tanto a los niños como a los adolescentes pensar en biología, matemáticas o en lingüística —se admira— les origina miedo, en lugar de maravillarse con los ejercicios de español, de sintaxis o composición. Por lo tanto, para los investigadores debería ser una misión interactuar con los niños.
“A mí me encantaría poder estar con un grupo de niños y decirles 'piensen en todas las lenguas que hay en este país… pues además hay una lengua que hace uso de las manos, el cuerpo, la cara, el espacio y los gestos para poder comunicarla, y fíjense que en los hemisferios del cerebro se representa de esta manera', y poder hablarles de lenguas a los niños mediante explicaciones y ejemplos más específicos, comprensibles y atractivos para ellos. Cualquier profesor o investigador que vibre y se apasione por lo que hace, puede hacerlo divertido y transmitir ese sentimiento para que las clases se tornen placenteras”.
Por ejemplo, la especialista comenta que a ella le motiva mucho lograr interesar a sus alumnos en el estudio de la lengua de señas, “algunos de mis alumnos de la licenciatura en Lenguas Hispánicas, anteriormente inclinados por la literatura, ahora han optado por especializarse en lingüística. El que me digan ‘yo empecé a estudiar lengua de señas por usted’ desde luego me emociona porque siento que cumplí mi cometido en el momento que consideran esta otra disciplina para estudiarla y siempre les digo hay tantas cosas por hacer, por favor vuelen, vayan hacia otros lugares, aprendan mucho más sobre el análisis de la lengua de señas y por favor, regresen y enséñenme algo, los voy a estar esperando para saber qué han aprendido y qué me pueden aportar.”
La entrevistada considera que hace mucha falta esta vinculación de acercar la ciencia a públicos más variados, de distintas condiciones, estratos o edades y poder encauzarlos de la mejor manera, preferentemente desde la infancia, gracias a la experiencia que los científicos e intelectuales tienen en hacer proyectos e investigación.
Aficiones y una suprema debilidad
De no haber sido lingüista seguramente sería bióloga, asegura la exdirectora de uno de los Centros de Atención Múltiple (CAM) de la ciudad de México. “Podía estar viendo horas y horas plantas, insectos, árboles y pensar sobre las transformaciones de una oruga a mariposa o asombrarme con los cambios del crecimiento de las plantas”.
Otro de sus gustos es la costura, “aprendí en la secundaria 93 en el taller de corte y confección, tenía una excelente maestra, muy estricta. Me encanta utilizar la máquina de coser, hacer patrones, me relaja mucho y además ¡soy buena! Ya cuando no pueda seguir nadando contra la corriente podré dedicarme a la costura ‘se hacen zurcidos invisibles…’ —ríe— cocinar y bordar también me gusta, mi marido es mejor cocinero que yo pero le ayudo en algunas cosas”, vuelve a reír.
Entre aquello que, reflexiona, podría cambiar de su persona es la tolerancia. “Me gustaría ser más tolerante porque a veces quisiera que las cosas fluyeran más rápido, como el cambio en la educación. La educación del sordo debe canalizarse hacia la educación intercultural y bilingüe, querer que cada situación avance de la manera que uno espera sin comprender que existen estructuras muy resistentes al cambio puede causar fracasos en el camino y sí, hay que reconocer que uno puede tener fallas, fracasos y analizar las condiciones que produjeron eso porque aunque es muy lamentable tenerlo te permite crecer. Comprobar que al escuchar sin juicio entiendes lo que la otra persona quiere y que ella también concibe tus ideas permitiéndose ambas llegar a felices acuerdos es reconfortante".
Miroslava Cruz-Aldrete, exbecaria del Conacyt durante su doctorado y cuya tesis versa sobre la Gramática de la Lengua de Señas Mexicana, relató que gracias a la beca que recibió su vida cambió radicalmente, “oportunidades como esta resultan un sueño que se puede hacer realidad. Con este esfuerzo de toda la sociedad, muchas personas pueden beneficiarse y como exbecarios debemos regresar el beneficio que nos ha sido otorgado”.
Asimismo afirmó que pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores significa un reconocimiento a muchos años de trabajo e investigación y que gracias a que percibe este recurso puede continuar formando a otros estudiantes para que el estudio por la lengua de señas incremente y siga dándose una sinergia.
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