Crean en Culiacán la Caffeine Hacker School

Por Janneth Aldecoa

Culiacán, Sinaloa. 15 de febrero de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Jóvenes sinaloenses, que hace años crearon la asociación civil Tomato Valley para el desarrollo de software y tecnología digital, que además lograron vínculos con instituciones como la NASA y recientemente con la Universidad de Harvard, para el diagnóstico del ecosistema innovador de Sinaloa, crearon ahora la primera Caffeine Hacker School en la capital del estado. 

Se trata de un lugar al que son convocados estudiantes de cualquier institución y de cualquier grado de las carreras de sistemas computacionales, informática, entre otras. Ahí reciben capacitación actualizada en el desarrollo de aplicaciones móviles y de páginas web.

El creador de Caffeine Hacker School es Fernando Gallardo Galaviz. Recuerda que al principio los mentores eran invitados, uno a la semana. Ofrecían pláticas los días viernes o sábado. 

Mentores Abril Aymé Núñeez Rodríguez y José Luis Pulido Laveaga.“Comenzamos con Frank Astorga, Francisco Sánchez, Eduardo Avitia, a quien más tuvimos acá, él hizo todo un mes de taller de Android. Se trataba de hacer aplicaciones desde cero. A todos ellos los conocimos por Tomato Valley”, comentó.

Por qué crear la Hacker School

Fernando Gallardo comenta que escuelas como el Instituto Tecnológico de Culiacán (ITC) —que forma parte del Tecnológico Nacional de México (Tecnm)—, del que es egresado, cuenta con la carrera de ingeniería en sistemas, pero en su plan académico carece de una asignatura para desarrollo móvil. 

“Por eso el trabajo del mentor toma más tiempo porque los muchachos no tienen nociones. Es un paradigma diferente programar para computadora o para una página web. Muchas veces les toma más tiempo poder cambiarle ese chip que traen los chavos de la escuela, sobre cómo funciona un móvil, cuál es el estatus de la aplicación o cómo consume datos, todo ese tipo de cosas”, dijo.

De carreras similares, de la Universidad de Occidente arribaron estudiantes que no lograban declarar una variable. El diagnóstico fue la necesidad de crear una pequeña escuela que representara un gran apoyo para jóvenes que egresaran preparados para el mundo laboral, o incluso, para autoemplearse.

Durante seis meses, la Caffeine Labs Hacker School capacita a los jóvenes en tres áreas: desarrollo web y móvil; diseño de interfaces para móviles o interfaces web, y en el apartado de marketing digital son enseñados a generar contenido para redes sociales. 

“Hemos tenido ingenieros industriales, mercadólogos, diseñadores”, recordó.

La escuela se ubica dentro de la Universidad de Occidente. Tiene capacidad para 50 o 55 estudiantes. Recibe desde los primeros grados, hasta jóvenes que se encuentran por egresar. 

“Tenemos jóvenes que están haciendo sus prácticas profesionales, que están en el servicio social, y les asignamos algún proyecto de Tomato Valley y otros que ya cerrarán su segundo grado de carrera”.

Para Fernando Gallardo, la Hacker School ya cuenta con un primer logro, consiste en que en seis semanas los jóvenes programan 70 por ciento de una aplicación.

“En cuatro años, la mayoría de los chavos egresan y todavía tienen que invertir entre seis meses y un año de capacitación para poder enrolarlos en un proyecto. Nosotros en seis semanas estamos logrando que programen, y en tres meses estamos logrando que sean capaces de entregar un proyecto de la iniciativa privada”, comentó.

Algunas aplicaciones desarrolladas

Los estudiantes de la Caffeine Hacker School han trabajado en diversas aplicaciones, e incluso en nuevas versiones de algunas de ellas. Un ejemplo es Rompuppy, una app que permite el control de las vacunas de las mascotas, integra un geolocalizador para ubicar al veterinario más cercano en caso de emergencia, y un notificador a personas cercanas en caso de extravío de la mascota.

“Si se pierde tu perrito, tienes un botón de pánico y a todas las personas cercanas, que tienen la aplicación, les llega la notificación de tu perrito, por si lo ven, y si ofreces recompensa”, explicó.

Otro equipo desarrolla una segunda versión de una app para enseñar a leer y escribir a niños de tres a siete años, con la metodología del doctor Glenn Doman, que ha sido probada con niños con Asperger o autismo. 

“Ahorita los chavos están desarrollando siete aplicaciones, de esas, dos son la segunda versión de una aplicación desarrollada por otra generación. En total se han desarrollado como 11, algunas no han salido aún. La idea es que todo lo que se desarrolle aquí salga al mercado de manera gratuita o que se venda, pero que tenga usuarios. Tenemos tres libres, disponibles en Andrid y en iOS”, dijo.

Otra más, Charadas, consiste en una app de entretenimiento, en la que se muestra una palabra, la persona que porta el móvil debe colocarlo en su frente y otra persona, mediante mímica deberá explicar esa palabra. Esa app cuenta con más de un millón de descargas, y los jóvenes trabajan en una segunda versión. 

Vínculo con empresas

La Caffeine Hacker School cuenta con vínculo en algunas empresas de la entidad y prácticamente ofrece “traje a la medida”. Los jóvenes son capacitados de acuerdo con los requerimientos de la empresa y posteriormente se incorporan al mundo laboral. Algunas empresas participantes son e-Soft, Rocket, WRP, Expertos en Software, Informática electoral, Hunabsys, así como Innova web.

“Estamos también en pláticas con Coppel para ver si toda esta generación se va para allá”, anunció.

La Caffeine Hacker School cuenta con poco más de 30 egresados, algunos salieron a trabajar a Guadalajara y otros a empresas locales.

“Los chavos egresan muy por encima del promedio de los egresados de las universidades. Por ejemplo, en el Tec de Culiacán, un profesor que les da la materia de desarrollo móvil a los de TIC, les enseña con una plataforma que utilizan para enseñarle a niños de primaria la programación móvil, App Inventor. Esta app la desarrolló el MIT, pero para enseñar a niños las bases de la programación. Eso es algo muy de los maestros que no se actualizan, eso es una cadenita”, lamentó.

 

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