Mujeres en la ciencia en México
Por Verenise Sánchez Correa
México, DF. 7 de enero de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- En las últimas décadas se ha incrementado el número de mujeres que se dedican a la ciencia, la tecnología o la innovación en el país, lo cual ha generado que estas áreas tengan un nuevo brío.
De acuerdo con el texto Las mujeres en la ciencia, publicado en 2006 por María Luisa Bacarlett Pérez, en 1984 solo 283 mujeres pertenecían al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y en 2004 la cifra ascendía a 3 mil 322, lo cual representó un incremento de más del 1000 por ciento en un periodo de 20 años (un promedio de incremento anual del 13 por ciento).
Hoy en día, la cifra asciende a poco más de 7 mil mujeres, lo que representa el 34.9 por ciento de los integrantes del SNI, según datos de dicho sistema del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Rosaura Ruiz Gutiérrez, directora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y quien fue la primera presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), subrayó que en las últimas décadas se ha registrado un mayor número de mujeres en disciplinas científicas –como la física, las matemáticas e ingenierías–, que tradicionalmente habían sido estudiadas por hombres.
Por ejemplo, en las ingenierías solo el 22 por ciento de los investigadores son mujeres y en el área agropecuaria solo el 14.5 por ciento, según el documento Las mujeres y su formación científica en la Ciudad de México, de Rosa María González Jiménez, publicado en 2006 en la Revista Mexicana de Investigación Educativa.
Esto muestra que aunque hay una gran disparidad se ha reducido un poco la brecha de género, ya que hace 50 años las mujeres ni siquiera figuraban en dichas disciplinas en el país, ya que fue hasta la década de los 60 cuando se graduaron las primeras mujeres en física y matemáticas en México, según señala el texto Orden de género y trayectoria escolar en mujeres estudiantes de ciencias exactas, realizado por Elsa Guevara.
La evolución femenina
Ruiz Gutiérrez explicó que este incremento de mujeres que estudian ciencias exactas se debe a que hubo una evolución social y cultural.
"En la evolución humana hubo procesos de desarrollo diferentes para hombres y para mujeres, de manera que se produjo mayor habilidad para determinadas actividades en ambos géneros", explicó la investigadora que por varias décadas ha estudiado la evolución humana.
Añadió que “en las sociedades que se imagina que existieron, las mujeres se encargaban de recolectar frutos y animales pequeños que estaban alrededor de donde vivían, no me puedo imaginar a una mujer con siete u ocho meses de embarazo corriendo atrás de un mamut. En cambio, los hombres desarrollaron más fuerza al aventar una lanza o al enfrentarse con un animal, y produjeron herramientas de caza o defensa, como navajas y jabalinas. Pero las mujeres también se dedicaban a actividades complejas como la manufactura de objetos utilitarios y de arte (ropa, calzado, vasijas, etc.), y el cuidado de los niños, enfermos y ancianos, entre otros. De manera que la evolución por selección natural y otros mecanismos evolutivos forjaron dos sexos con características propias”.
No obstante, destacó que “eso no quiere decir que ya para siempre tenemos que seguir así. Independientemente de cómo adquirimos nuestras habilidades, lo que hemos visto en la sociedad moderna es que podemos cambiar el rol que nos dio la evolución. Cada vez se distinguen menos las actividades de hombres y mujeres. Y queda claro que ambos pueden destacar en diversos ámbitos”.
Enfatizó que es tarea de la sociedad actual decidir qué se quiere cambiar de esa situación primitiva.
"Desde que las mujeres hemos salido a trabajar hemos demostrado que tenemos las mismas capacidades, que podemos ser científicas en cualquier área. Actualmente no hay muchas mujeres en física o matemáticas pero las que hay son muy buenas", dijo.
Evolución y revolución
Esta mayor injerencia científica por parte de las mujeres ha generado un mayor desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación. Por ejemplo, las jeringas, la calefacción de autos, la transmisión inalámbrica y las balsas salvavidas, entre otros artefactos que han transformado al mundo, han sido creados por mujeres, de acuerdo con el texto Mujeres Inventoras, de Raquel Barcos.
Asimismo, en el ámbito científico hay temas que se han introducido o desarrollado más desde que la mujer se ha incorporado en la ciencia, tales como la embriología, indicó Ruiz Gutiérrez. "Las mujeres han estudiado el desarrollo embrionario con una finura que antes los hombres no analizaban", explicó la bióloga.
Por su parte, Aline Schunemann, investigadora emérita de la UNAM y quien fue la cuarta mujer en titularse en veterinaria en el país, destacó que desde que más mujeres estudian veterinaria, esta disciplina también ha cambiado. "La veterinaria se ha humanizado desde que hay más mujeres, porque nosotras somos más sensibles para tratar de evitar el sufrimiento ajeno y crueldad en los animales", dijo.
Esto ha generado que la medicina veterinaria se preocupe por estudiar nuevos temas como la psicología y trastornos de los animales, mencionó Schunemann, quien ha trabajado como asesora experta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en varios países de Asia, África y América.
Esta evolución que ha tenido la ciencia desde que más mujeres se dedican a ella se debe a que las mujeres tienen otra visión del mundo, indicó Julieta Fierro, quien forma parte de la mesa directiva de la Sociedad Astronómica del Pacífico (ASP, por sus siglas en inglés).
"Nuestro cerebro es diferente al de los hombres, nosotras podemos ver de diferente manera la realidad y podemos proponer soluciones distintas a las que ellos han propuesto", subrayó Fierro, quien fue presidenta de la Comisión 46 de la Unión Astronómica Internacional, dedicada a la enseñanza de la astronomía.
Diferencias que se complementan
Las diferencias entre hombres y mujeres en la manera de percibir y estudiar al mundo que nos rodea, han favorecido para plantear nuevos paradigmas y enfoques de estudio que han complementado los avances científicos ya existentes.
En ese sentido, María Elena Álvarez-Buylla, miembro nivel III del SNI y quien ha ganado diversos premios internacionales como el American Botanical Society, indicó: "Creo que los hombres y las mujeres tenemos la misma capacidad de hacer ciencia, sin embargo, no soy de las que pienso que somos idénticos, tenemos ciertas diferencias que se complementan para impulsar el desarrollo científico y tecnológico".
A final de cuentas, las mujeres con sus diversas aportaciones han demostrado que hacer ciencia, tecnología e innovación es cuestión de capacidad y talento, no de género.
Pues como señaló Schunemann, quien lleva más de 70 años haciendo investigación: "Nunca he entendido por qué tanta preocupación de que si uno es hombre o es mujer; yo lo que he hecho toda mi vida es trabajar muy duro. La ciencia no es cuestión de género, es cuestión de que se trabaje bien, si uno hace bien las cosas, uno se gana su lugar sin importar si es hombre o mujer".
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