Diseñan simulador de vuelo con tecnología mexicana
Por Armando Bonilla
Ciudad de México. 6 de julio de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- El desarrollo de la industria aeroespacial en México lo coloca como una potencia emergente en el sector, en el cual ha logrado generar más de 50 mil empleos de calidad y bien remunerados, de acuerdo con el presidente del país, Enrique Peña Nieto.
Durante su participación en la última edición de la Feria Aeroespacial México (Famex) 2017, el presidente de la república aseguró que México es el país más competitivo del hemisferio en cuanto a costos de manufactura aeroespacial se refiere.
Asimismo, que la mano de obra especializada y de gran calidad abre la posibilidad de impulsar nuevas empresas en el sector. “Hoy nuestro país cuenta con más de 300 empresas en el ramo ubicadas en 18 estados del país”.
En ese contexto, la Agencia Informativa Conacyt tuvo la oportunidad de hablar en exclusiva con Raúl Ruiz Moreno, CEO fundador de la Academia de Aeronáutica y Ciencias del Espacio Daedalus, considerada la primera en su tipo porque está migrando el conocimiento y la tecnología de la parte aeronáutica hacia el espacio.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué hace diferente a Daedalus del resto de las academias aeronáuticas?
Raúl Ruiz Moreno (RRM): La diferencia con las escuelas de aviación comerciales que operan en México en la actualidad, básicamente consiste en que estamos reentrenando al personal de aeronáutica para insertarlos en el tema espacial.
Para lograrlo, en la academia contamos con cuatro divisiones de trabajo, una aeronáutica donde capacitamos al personal de aerolíneas como lo hace cualquier escuela de aviación. Dos, trabajamos en el tema de educación espacial y capacitación para la migración de conocimientos.
Asimismo, asesoramos en sistemas de gestión de calidad y confiabilidad con base en los ISOS 9000 y 9001, ambos vinculados al sector aeroespacial. Y nuestra última línea de trabajo es la relacionada con el desarrollo de nuevas tecnologías, en particular la relacionada con simuladores de vuelo.
AIC: ¿Cuál es el perfil de los responsables del área de investigación?
RRM: Parte de nuestro personal de instructores cuenta con doctorados en tecnología espacial, son gente especializada en satélites y más específicamente en óptica satelital. El área actualmente está a cargo del ingeniero Eduardo Ávila Razo, quien es la mente detrás del desarrollo de los simuladores de vuelo.
AIC: ¿En qué proyectos para desarrollo tecnológico trabajan actualmente?
RRM: Lo primero que debo decir es que tenemos la capacidad probada para desarrollar simuladores de vuelo y nuestro proyecto más importante en este momento consiste en el desarrollo de un simulador de vuelo —cabina para un A320—, y a un lado una cabina para un transbordador espacial.
No obstante, estamos trabajando en varias líneas simultáneas de proyectos, entre ellas el desarrollo de drones y el de los simuladores de vuelo. El objetivo es que esa tecnología funcione para la capacitación del personal que asiste a la academia y el de otras corporaciones, como la Fuerza Aérea Mexicana, con quien hemos tenido convenios de colaboración.
Retomando el tema del simulador aeronáutico y de transbordador espacial, me gustaría explicar que el objetivo de integrarlos en un solo espacio radica en migrar el conocimiento, como ya lo había mencionado, del área aeronáutica a la espacial, me explico, por ejemplo, un piloto de una aerolínea comercial podría entrenar en un simulador del avión y luego trasladarse a la parte de aeroespacial y que así note las diferencias entre ambas, utilice las habilidades de una disciplina en la otra y al final del día se capacite para la parte aeroespacial.
Cabinas de simulación aeronáutica y de transbordadores de tecnología mexicana
Eduardo Ávila Razo, responsable del área de innovación tecnológica de la Academia de Aeronáutica y Ciencias del Espacio Daedalus, explicó cómo funciona la tecnología que han desarrollado.
AIC: ¿Cómo funciona esta tecnología y cuáles son las etapas que se atravesaron para llegar a ella?
Eduardo Ávila Razo (EAR): Actualmente hemos instalado cinco simuladores de vuelo funcionales, uno en la Ciudad de México, que incluso cuenta con una certificación para que los alumnos que salen de la carrera de piloto comercial puedan realizar ahí sus exámenes de egreso.
Tenemos otro simulador en Toluca (uno de dos) que se encuentra en proceso de certificación. En este caso, se trata de un simulador estático y uno más con dos grados de libertad, estos grados de libertad están certificados por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
Nuestras innovaciones se dividen en desarrollo propio —el que se encuentra instalado en la Ciudad de México es un desarrollo desde cero— y en integración tecnológica, es decir, utilizamos tecnología que ya ha sido desarrollada y la complementamos con la que nosotros hemos trabajado para adaptar los equipos a las necesidades propias del mercado mexicano.
AIC: ¿Cuáles son las fases de desarrollo que han seguido estos proyectos, en particular el simulador cien por ciento mexicano?
EAR: Ese desarrollo nos tomó aproximadamente año y medio hasta llegar a un prototipo funcional, los recursos del proyecto se obtuvieron de la iniciativa privada. Respecto a las etapas de trabajo, lo primero fue el diseño conceptual a través de software de diseño asistido por computadora, posteriormente trabajamos en los planos de ingeniería.
Una vez concluidas estas fases, nos dimos a la tarea de captar otras empresas que nos apoyaran en la manufactura de algunas piezas, mientras que otras las fabricamos nosotros, por ejemplo pedales y volante que fabricamos a través del método de fundición de molde de arena perdida.
En cuanto a la cabina, construida en fibra de vidrio, trabajamos en el diseño para después construir los moldes y poder fabricarla. Los mecanismos los desarrollamos nosotros mismos, desarrollamos nuestros propios algoritmos para la representación del vuelo, lo mismo hicimos con la interfaz electrónica y al final integramos todos los elementos para concluir con la etapa de programación.
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