La inmediatez y ubicuidad, están convirtiendo en intolerantes a las personas

UNIVERSIDAD POPULAR AUTÓNOMA DEL ESTADO DE PUEBLA

Boletín de Prensa

31 de enero de 2017 

• Hace tres años las personas pasaban 8.6 horas al día conectadas a las redes sociales. Actualmente la cifra se ha incrementado de manera significativa.

La inmediatez, la ubicuidad y la era tecnológica digital, están provocando que las personas lleven una vida acelerada y se vuelvan intolerantes ante los acontecimientos que les rodean, señalaron académicas de la UPAEP.

En presencia de los medios de comunicación las académicas de la Universidad agregaron que las personas también se encuentran inmersas en una gran incertidumbre e inseguridad.

Con la participación de la Dra. Dulce María Pérez Torres, Investigadora de la Facultad de Psicología; la Mtra. Zugary Lima Téllez, Profesora investigadora de la Facultad de Psicología; la Mtra. María del Coral Andrade Ramos, del Programa de Apoyo y Seguimiento al Estudiante y de la Mtra. Ivonne Martínez Hernández, Coordinadora de UPAEP Online Plataforma tecnológica, todas ellas de la UPAEP, de manera colaborativa abordaron el tema de ¿Cómo hacer frente a la intolerancia social que vive México?, para aportar posibles soluciones al respecto.

La Mtra. Ivonne Martínez, enfatizó que no se puede soslayar la era digital que se está viviendo y dentro de ella, el factor de la inmediatez, ocasionado por los dispositivos tecnológicos que nos conectan inmediatamente con diferentes partes del mundo en segundos.

Dijo que México hace tres años y de acuerdo a información proporcionada por la revista Forbes, ocupaba el primer lugar en penetración de social media, es decir, el país era el que mayor presencia en las redes sociales tenía, con personas de distintas edades y el tiempo promedio que pasaban en ellas era de 8.6 horas diarias.

Señaló que el hecho de que la persona, sea niño, joven o adulto, se la pase conectado gran parte del día a las redes sociales, está generando un cambio en su personalidad de manera continua. Agregó “no podemos ignorar que los dispositivos están tomando la vida de las personas a un ritmo acelerado todos los días”.

Abundó que en la actualidad se habla de un incremento mayor a los datos de hace tres años -8.6 horas al día-  de gente conectada a las redes sociales. “La punta de edad de conectividad a las redes sociales es de 30 años de edad de las personas, es decir, estamos hablando de un rango de 12 a 30 años en promedio”.

Por lo tanto, podemos inferir que las relaciones de amistad, compras, y las consultas se están viviendo totalmente de una manera acelerada. “Con un dígito, con una huella personal, se está opinando o criticando sobre algo y sin la necesidad de salir de casa. Esa inmediatez está ocasionando el factor de la intolerancia, porque al soltar el dispositivo y busca que la vida real sea igual, que me entiendan en un segundo, que atiendan mis necesidades con rapidez y que todo sea rápido”.

Y como consecuencia, esos comportamientos se salen de la realidad, porque creemos que éstos no influyen en nuestra vida diaria, pero los vamos reflejando en el comportamiento de la persona frente al semáforo, el niño en clase que no obtienen de manera rápida lo que busca o quiere. Además de que otro factor que se está presentando es la ubicuidad, que es querer estar en todas partes a la vez, porque con el celular puedo hacerlo y entonces en la vida real quieren hacer lo mismo, al grado de no saber distinguir entre la realidad virtual y la realidad física.

Acotó que ante este escenario es importante hacer un frente a través de la educación, en donde los maestros estén capacitados en el manejo de estas tecnologías, porque si las acercamos a la educación como herramientas de apoyo, les estaremos restando importancia al entretenimiento, hay que usarlas para educar y crear espacios para la reflexión, y dejar de depender de ellas.

Por su parte la Dra. Dulce María Pérez, indicó que la mayoría de las personas viven actualmente un fenómeno que se llama la incertidumbre, en donde se percibe una gran influencia entre la persona, su medio, lo que recibe y lo que da en un momento indeterminado, situación que le está generando en una gran incertidumbre e inseguridad.

Aunado a esto, también se suma el fenómeno de la baja tolerancia o intolerancia como se le denomina a estos factores de la personalidad. Hoy podemos encontrar a personas que incrementan su agresividad ante cualquier estímulo, por muy ligero que éste sea.

Otro factor que está influyendo en las personas es el tema relacionado con la indiferencia, con el tópico relacionado de la “cultura de la muerte”, en donde la mayoría de las personas entra en un estado de latencia, en donde “lo que pase y no me afecte, no me interesa”, aspecto que tiene que ver con el factor de personalidad del individuo y con el factor de altruismo y de donación hacia las demás personas.

Indicó que se ha venido perdiendo la idea de que en la familia se forma una misma comunidad y por lo tanto, la persona llega a la escuela con estos factores y entonces detona una situación de poca tolerancia y agresión continua. Y si tomamos en cuenta que la indiferencia no es sólo de un factor sino multifactorial.

La Mtra. Zugary Lima invitó a la gente a estar pendiente de qué se está observando en el comportamiento de los niños, jóvenes y adultos, pero sobre todo, los adultos qué rol están jugando como profesores, como padres de familia y qué están proyectando hacia los jóvenes y niños, porque muchas de las conductas son aprendidas y otras son reactivas, es decir, debemos buscar cómo podemos prevenir desde los lugares en los que nos encontramos, como la familia, la escuela y los círculos de apoyo en donde los jóvenes se desempeñan para convertirlos en personas más resilientes y tolerantes ante lo que les sucede y no sucede, para ser más tolerantes y sensibles.

La Mtra. Zugary Lima, recomendó que las personas deben estar conscientes de los elementos de la personalidad, que deben trabajarse, ya que algunos tienen mayor o menor predisposición a tener conductas, reactivas, agresivas o pasivas que muchas veces generan conflictos en las relaciones. Buscar cómo mejorar aspectos de comunicación, como es aprender a escuchar al otro y valorar cuáles son aquellos elementos de valor se están promoviendo y fundamentando desde casa y no sólo desde la escuela.

En su momento, la Mtra. Coral Andrade, refirió que en lo referente al tema de la intolerancia es muy común que los jóvenes estén muy acostumbrados a obtener resultados muy rápidos. La intolerancia se puede contrarrestar, con un factor de apoyo que es la paciencia.

Agregó que la intolerancia ha surgido porque los niños no aprenden a tener paciencia para esperar las cosas, pareciera que la tecnología ha contribuido para acelerar este fenómeno porque es un medio que nos conecta, nos proporciona información de manera rápida, como es el uso excesivo del teléfono celular, situación que ha generado que las personas se vuelvan impacientes.

Agregó que la intolerancia tiene que ser combatida en la educación que tienen los niños desde la casa y desde la escuela.

Abordó que es necesario que los padres familia se pongan de acuerdo con los centros educativos porque gran parte del problema es cuando no hay un acuerdo en común entre ambas partes -padres y escuelas-, para analizar el contexto y aprovechar lo que enriquece a las personas.

Dijo que actualmente lo que se está viviendo en el país nos debe llevar a hacer un frente común entre los padres de familia y las escuelas, porque de los dos lados hay muy buena voluntad  para hacer las cosas bien.

Reiteró que la intolerancia está llevando a que las personas desarrollen algún tipo de conducta violenta o agresiva, incluso para sí mismos. “Actualmente la intolerancia está creando mucho enojo en los niños y este enojo puede desencadenar en un sentimiento de mucha tristeza que los puede llevar a la depresión. Ya es común ver a niños de 8 o 10 años con síntomas de depresión y jóvenes de secundaria y preparatoria que ya están tomando medicamentos para el control emocional, situación que no es natural en estas edades”, por lo que es necesario hacer un alto en el camino y reflexionar al respecto.

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