El trabajo entre investigadores y divulgadores promoverá el conocimiento, más allá de la mercadotecnia
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
Número 128
15 de marzo de 2017
- La labor de años de los científicos puede ser distorsionada en un segundo por la mercadotecnia y los medios
- La aparición de pastillas, cremas o suplementos que prometen combatir los efectos del envejecimiento ha proliferado
El trabajo científico desarrollado por años puede ser distorsionado en breve tiempo por la mercadotecnia, por lo que es fundamental la mancuerna entre el investigador y el divulgador para acercar la ciencia a la sociedad mediante canales de difusión que permitan ganar la batalla a la desinformación, sostuvo la doctora Mina Konigsberg Fainstein, profesora del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al participar en el Cuarto Simposio de divulgación, ciencia y medios de comunicación, subrayó que una labor adecuada de divulgación interesará a niños y jóvenes en los temas científicos.
Como ejemplo de esto, la especialista en envejecimiento celular explicó que por sus propiedades los antioxidantes y otras moléculas pueden retrasar los procesos degenerativos, ya que su función es contrarrestar parte de los efectos de los radicales libres, responsables de la oxidación de las células.
La mejor forma de obtener los antioxidantes es a través de la dieta, principalmente en vitaminas como la C, la E y la A o en minerales –zinc, selenio, manganeso y cobre– pero en el mercado proliferan pastillas, cremas o suplementos que prometen combatir los efectos del envejecimiento, respondiendo más a criterios de la mercadotecnia.
Al dictar la conferencia magistral La verdad científica vs. la verdad publicitaria, Konigsberg Fainstein apuntó que en la mayoría de los casos no es necesario tomar suplementos adicionales, pues basta con comer porciones de fruta o verdura adecuadas para adquirir los ingredientes vitamínicos necesarios para las células, ya que un exceso también podría ser contraproducente.
El mecanismo de acción de estas moléculas es “regalar” un electrón al radical libre para neutralizarlo y las vitaminas, a su vez, se van volviendo radicales libres, pero “eso no nos lo dicen cuando nos venden todos esos productos” ni que “al tomar una gran cantidad de ellos eventualmente podemos estar consumiendo pro oxidantes.
“Otra cuestión que no mencionan es que estos radicales también tienen una función en el sistema inmune para defenderse de los patógenos”, cuando las células del sistema inmune se comen una bacteria o un virus, lo tienen que degradar y para ello producen esos compuestos, por lo que “si no tenemos estos radicales no se eliminarán”.
La investigadora indicó que la deficiencia de radicales libres puede resultar en enfermedades del sistema inmune como la granulomatosis, entre otras, “pero esta información pocas veces llega a nosotros. Eso significa que necesitamos la presencia de radicales o especies reactivas de oxígeno, pues no nada más son un subproducto que nos daña, sino que además tienen funciones importantes en el organismo”.
Konigsberg Fainstein concluyó que los procesos de envejecimiento se deben principalmente a dos causas, las que tienen que ver con el genoma o ADN y lo que los científicos han llamado el exposoma, el efecto de los factores ambientales a los que los individuos están expuestos, la alimentación, los hábitos y aquellos elementos derivados del estilo de vida que repercuten en la salud, como fumar o no hacer ejercicio.
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