Crucero oceanográfico recolecta especies a 3 mil 500 metros de profundidad
CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y DE ESTUDIOS AVANZADOS
Boletín No. 47
20 de junio de 2017
Por primera vez en la investigación oceanográfica de México, investigadores del Cinvestav Unidad Mérida, lograron realizar arrastres a más de 3 mil metros de profundidad en el Golfo de México en una región que no había sido explorada, para recolectar organismos de las llanuras abismales de esa zona, capaces de soportar 300 atmósferas de presión, temperaturas de congelación y el gran dinamismo de la zona abisal de las aguas en región.
Esta investigación aporta evidencia de la vida marina a esas profundidades, con el propósito de determinar el estado de salud de estos ecosistemas en vísperas del desarrollo de extracción petrolera en esta zona.
El investigador del Cinvestav Unidad Mérida, Víctor Manuel Vidal Martínez, quien formó parte del equipo de exploración, comentó: este logró científico, que para muchos probablemente parecerá trivial, significa que por primera vez se tiene la oportunidad de saber qué organismos hay en esas profundidades de nuestros mares.
La hazaña, considerada histórica, se logró durante una campaña oceanográfica en aguas profundas de la región de Perdido (frente a la costa de Tamaulipas y limitando al norte con la frontera marina de Estados Unidos) para medir la hidrología, recolectar muestras de agua, sedimentos y organismos de la zona.
La región de Perdido es un reto para la investigación porque su lecho marino es muy accidentado, con cambios pronunciados en el relieve que hacen difícil la toma de muestras de macrofauna bentónica mediante arrastres con redes de pesca. El terreno en el talud continental tiene montañas submarinas y caídas abruptas a lo largo del llamado “cinturón plegado de Perdido”.
Con el uso de equipos especializados para registrar y mapear el fondo marino, instalados en el buque Justo Sierra de la UNAM fue posible localizar plataformas adecuadas con el objetivo de realizar arrastres de fondo, y con un cabo Kevlar suficientemente largo se logró realizar estas maniobras de hasta 10 mil metros.
El conjunto de las condiciones del fondo marino, la naturaleza de las corrientes y las características del oleaje en cada estación son factores que deben tomarse en cuenta para diseñar la maniobra de muestreo con “trineo de arrastres” y poder así tomar muestras a esas profundidades.
De acuerdo con el investigador del Cinvestav aún será necesario revisar cuidadosamente el material para confirmar qué especies se están encontrando, cuáles de éstas son nuevas y las condiciones en las que viven en su ecosistema.
Esta información abre la oportunidad de considerar la presencia de organismos pocas veces observados, que forman parte de la biodiversidad mexicana, y que demuestran una vez más, el gran potencial de la vida para abrirse paso en las profundidades marinas.
El trabajo de investigación forma parte del proyecto denominado "Implementación de redes de observaciones oceanográficas (Físicas, Geoquímicas, Ecológicas) para la generación de escenarios ante posibles contingencias relacionadas a la exploración y producción de hidrocarburos en aguas profundas del Golfo de México".
Leopoldina Aguirre, coordinadora del Proyecto en el Cinvestav, dijo sentirse emocionada con el logro obtenido en aguas profundas del Golfo de México y manifestó la motivación que existente en su equipo para continuar con las investigaciones.
Además, señaló que el Cinvestav Unidad Mérida cuenta con cerca de tres décadas estudiando el Golfo de México y en especial la Sonda de Campeche, a través de diversos servicios prestados a Petróleos Mexicanos, experiencia que ha sido útil tanto en la preparación para el diseño de muestreos en la zona de aguas profundas de Perdido. “Avanzamos hacia un conocimiento más amplio y sólido sobre lo que está sucediendo en el Golfo de México”, aseguró.
El Consocio de Investigación del Golfo de México que participa en el crucero oceanográfico es encabezado por Cecilia Enríquez Ortiz, de la UNAM-Sisal y Víctor Manuel Vidal Martínez del Cinvestav Unidad Mérida, y cuenta con la participación de investigadores del Ecosur y Cicese, así como de la tripulación del Buque Justo Sierra, encabezada por el capitán Leobardo Ríos Mora.
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