Crean bioinsecticida a base de ozono
Por Verenise Sánchez
México, DF. 25 de febrero de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- La empresa mexicana Agro Operadora de Silos y Bodegas, con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), desarrolló un bioinsecticida a base de ozono (O3) el cual, entre otras bondades, no deja residuos tóxicos en los alimentos, indicó el ingeniero agrónomo Martín Ramírez Falcón, director general de dicha compañía. Este producto ya se encuentra disponible para su uso en nuestro país.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el directivo destacó que además de controlar las plagas de insectos, este nuevo producto también elimina hongos, bacterias y virus. Asimismo, no contamina el medio ambiente.
“Antes no había un producto que fuera amigable con el medio ambiente y que pudiera controlar tanto insectos, como hongos, bacterias y esporas. Generalmente, el sector agroalimentario utilizaba bromuro de metilo, fosfinas y fungistatos, los cuales además de no ser aptos para consumo humano, representaban una doble inversión”, manifestó Ramírez Falcón.
Acabar con las pérdidas
El uso de plaguicidas y fungicidas en el almacenamiento de bienes agrícolas es relevante, ya que al año se pierde en México entre el cinco y el 25 por ciento de la producción total de los granos básicos como el maíz, trigo y frijol por esta actividad, de acuerdo con el documento Almacenamiento y conservación de granos y semillas, publicado por la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Ramírez Falcón explicó que para acabar con los insectos que amenazan las cosechas almacenadas en centros de acopio, convencionalmente se han utilizado diversos químicos como el fosfuro de aluminio y el bromuro de metilo. Si son efectivos, suelen dejar residuos altamente tóxicos para los seres humanos, razón por la cual muchos países como Canadá y Estados Unidos no importan productos que hayan sido expuestos a estos químicos.
Un producto benéfico para la salud
El uso de plaguicidas en la producción y el almacenamiento de los alimentos puede tener diversos efectos negativos en el ser humano, que van desde una irritación en ojos y piel, hasta cáncer, daños en el sistema nervioso y en el cerebro, entre otros, de acuerdo con el libro La Espiral del Veneno: Guía crítica ciudadana sobre plaguicidas, de Fernando Bejarano González.
En el capítulo 5 de dicho texto, publicado en el portal de la Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM), se destaca que “todos los plaguicidas son sustancias tóxicas y pueden afectar tanto a las plagas como al ser humano (…) Los efectos más comunes después de entrar en contacto con los plaguicidas son locales como irritaciones en la piel, ardor en la garganta, lagrimeo o enrojecimiento de los ojos y tos”.
Asimismo, el libro subraya que “cuando el plaguicida entra al cuerpo, generalmente por la piel, es llevado por la sangre y puede afectar: ojos, corazón, pulmones, estómago, intestinos, riñones, hígado, músculos, cerebro y sistema nervioso”.
En el capítulo 6, el autor remarca que "los efectos crónicos de los plaguicidas pueden ser: cáncer, daño al cerebro, daño al sistema nervioso, daño al hígado, defectos de nacimiento, esterilidad, abortos espontáneos, alteraciones hormonales y afectación del sistema inmunológico”.
Es por esto que en algunos países, como los Estados Unidos, no se permite la importación de productos que hayan sido almacenados bajo este tipo de químicos.
De esta forma, con el objetivo de desarrollar una alternativa que no perjudique la salud de los consumidores de bienes agroalimentarios y al mismo tiempo permita que más empresas agroindustriales nacionales puedan exportar sus productos, la compañía mexicana Agro Operadora de Silos y Bodegas, con el apoyo del Programa de Estímulos a las Innovación (PEI) del Conacyt, y posteriormente con la ayuda del Fondo de Innovación Tecnológica (FIT) de la Secretaria de Economía (SE) y el Conacyt, se dedicó a desarrollar un sistema de fumigación a base de ozono, ya que este “es natural y es un potente oxidante y esterilizante, muy eficaz para aniquilar bacterias, hongos, esporas, virus y protozoos”, destacó el directivo.
Amigable con el medio ambiente
El ingeniero explicó que el ozono lo extraen del oxígeno que hay en el propio ambiente: “El O3 es una molécula compuesta por tres átomos de oxígeno, que se forma al disociarse los dos átomos que componen el gas de oxígeno”.
Agregó que para producir ozono a escala industrial, la empresa utiliza un método denominado descarga por corona, que consiste en extraer el oxígeno del ambiente a través de un equipo especializado, para después enviarlo a un recipiente en el cual se le inyecta una carga eléctrica que disocia y une a las moléculas de oxígeno.
“Se trata de una reacción endodérmica que requiere la aplicación de una gran cantidad de energía. En este método, el ozono es producido por medio de una descarga eléctrica aplicada al oxígeno. Se aplica un voltaje alto de entre 6 mil y 20 mil voltios a dos electrodos y este voltaje produce un arco eléctrico; en este arco, la parte del O2 se transforma en O3”, indicó.
Ramírez Falcón destacó que el ozono es muy inestable y en menos de 40 minutos se vuelve a convertir en oxígeno; por tal razón, se requiere la producción del ozono en el lugar y momento en el que se vaya a realizar la fumigación.
“El ozono no se puede envasar ni enlatar porque pierde sus propiedades, por eso lo producimos en el lugar en donde se va a fumigar. Una vez que se obtiene el ozono, este se libera de manera tal que recircula en diversas direcciones, lo cual cambia la atmósfera del lugar e impide que los insectos, virus y bacterias sigan vivas”, comentó.
Bajar los costos
El ingeniero agrónomo señaló que al utilizar materias primas naturales como el oxígeno, además de no generar residuos tóxicos, permite reducir el costo de este bioinsecticida, respecto a los precios de los insecticidas y fungicidas convencionales.
“El hecho de utilizar oxígeno en lugar de productos químicos, que generalmente aumentan su precio conforme se incrementa el dólar, nos permite ofrecer un producto entre 25 y 40 por ciento más económico, y que puede estar al alcance de todas las empresas comercializadoras de granos”, indicó.
Por los precios competitivos de este producto, así como por los múltiples beneficios que ofrece para el sector agroalimentario, el bioinsecticida, fabricado por una empresa cien por ciento mexicana, ya está a la venta en Canadá, informó Ramírez Falcón.
De México para el mundo
Con el apoyo y asesoría de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia (Fumec), el Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) y la aceleradora de empresas TechBA, Agro Operadora de Silos y Bodegas ha podido obtener una patente en Canadá y comercializar su producto en dicho país de América del Norte.
“Ya contamos con una sede en Vancouver, Canadá, de hecho ya estamos trabajando con la empresa Viterra, le estamos realizando la sanitización de sus silos”, detalló.
Añadió que con el desarrollo de este innovador bioinsecticida, la empresa incrementó sus ventas aproximadamente en 50 por ciento, en los últimos tres años. Asimismo, con la obtención de la patente y la expansión del mercado en Canadá, la compañía prevé un crecimiento de alrededor de 60 por ciento en los próximos tres años.
“Fue difícil realizar la innovación, sobre todo porque es complicado que alguien quiera arriesgar su capital para desarrollar algo que no existe y que representa cierta incertidumbre. Pero el Conacyt creyó en la empresa y nos apoyó, a través del PEI, con el 75 por ciento del costo del proyecto, el cual ascendió a 11 millones de pesos”, expresó.
“Yo creo que en México hay mucho talento y muy buenas ideas para resolver los principales problemas que enfrenta el país; asimismo, existen los mecanismos para echar andar nuestras ideas, creo que lo que nos falta es vinculación, ya que este bioinsecticida es el resultado de que cuando nos juntamos empresas y gobierno podemos crear cosas que trascienden fronteras e impulsan una economía basada en el conocimiento y el desarrollo tecnológico”, concluyó Ramírez Falcón.
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