Iconografía de los murales de Osvaldo Barra Cunningham
Por Tomás Dávalos
Aguascalientes, Aguascalientes. 23 de octubre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Luciano Ramírez Hurtado, profesor investigador del Departamento de Historia en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), comenzó a interesarse por las imágenes cuando trabajaba en el Archivo Histórico del Estado, donde elaboró un diccionario histórico y biográfico sobre la Revolución Mexicana en Aguascalientes, documentando acciones de guerra, batallas, manifestaciones culturales, proclamas y leyes, así como caricaturas y dibujos.
Estudió el doctorado en historia del arte en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), posteriormente, realizó una investigación sobre la Convención Revolucionaria desde el punto de vista de las imágenes, para conocer cómo fue plasmado este suceso histórico durante el siglo XX, ya sea en caricaturas, dibujos, fotografías y grabados, esto, a partir de que fuera rescatado del olvido institucionalizado a través de un grabado que Alberto Beltrán hizo entre 1946 y 1947.
Recientemente, estudió los murales pintados por Alfredo Zermeño en el Museo de la Insurgencia de Pabellón de Hidalgo e hizo una investigación sobre los murales que se encuentran en el Palacio de Gobierno en Aguascalientes. Acerca de estos últimos, habló en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo se analiza un mural desde el punto de vista histórico?
Luciano Ramírez Hurtado (LRH): Hago un análisis de las imágenes con base en un método de un autor que se llama Erwin Panofsky, donde básicamente se hace una descripción preiconográfica, un análisis iconográfico y finalmente una interpretación iconológica para ver cuál es el valor simbólico de las imágenes y su discurso oculto.
AIC: ¿En qué consistió el análisis de los murales de Palacio de Gobierno?
LRH: Hice una investigación sobre los murales del Palacio de Gobierno en Aguascalientes, precedido de la historia del edificio: cuáles habían sido los dueños, el uso que se le había dado al edificio a lo largo del tiempo y qué tipos de transformaciones había sufrido tanto por dentro como por fuera, sobre todo a partir de que fue sede de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, que estuvieron ahí por más de 140 años.
Y analizo cinco murales que pintó el artista Osvaldo Barra Cunningham, los dos primeros entre 1961 y 1963: un mural que se llama Aguascalientes en la historia, el segundo se llama La feria de San Marcos; luego, entre 1989 y 1992 pintó otros tres murales, ya con una falta de perspectiva crítica por parte del artista, porque ya estaba un poco mayor y ya el muralismo mexicano se había anquilosado. Eso terminó en un libro: Pinturas murales del Palacio de Gobierno de Aguascalientes.
AIC: ¿Que características tienen esos murales?
LRH: Los dos primeros responden a los preceptos de la escuela mexicana de pintura o del muralismo mexicano, que tenía que ser un arte monumental, o pintado en monumentos o edificios públicos, que fue un arte dirigido al pueblo, que fue un arte didáctico, es decir, que la gente al entrar y ver murales aprendiera una lección de historia, y sobre todo que fuera un arte política y socialmente comprometido, ahí había que hacer crítica a los gobernantes, a ciertas realidades, a ciertas situaciones.
AIC: ¿Qué se describe iconográficamente en el primero de los murales?
LRH: El primero se llama Aguascalientes en la historia y está en el segundo patio, en el lado sur del edificio. Ahí el artista plasmó el devenir histórico de Aguascalientes en relación con el devenir histórico nacional. Hace una composición tripartita: la parte izquierda la dedica a los aspectos geográficos, económicos y que dan sustento material a Aguascalientes, la parte del centro la dedica a los aspectos políticos, y la parte de la derecha a los culturales.
Ahí hace críticas a ciertos sectores conservadores de la sociedad, por ejemplo, plasma en algunos detalles la actuación de la iglesia católica desde la conquista y la colonización de estas tierras, cómo se aliaron la iglesia católica y los empresarios para explotar a los indígenas de esas regiones, eso, cuando habla de la explotación minera. Luego, ya durante la Revolución, pone que están a favor de los contrarrevolucionarios, Victoriano Huerta y Henry Lane Wilson, el embajador norteamericano, quienes asesinaron al presidente Madero y al vicepresidente Pino Suárez, matando la Revolución, y arriba de ellos aparecen una mitras, se ve claramente que quienes están detrás de los contrarrevolucionarios son el clero católico.
Hay otra parte, también importante, donde plasma el tema de la prensa y de la justicia, los pone como prostituidos: la prensa está comprada por la plutocracia, por los gobernantes y por los ricos, recibe dinero, es una manera de cooptarla. La justicia también está recibiendo dinero, tiene una balanza desbalanceada, inclinada, porque los ricos están corrompiendo la justicia. Ambas alegorías, la prensa y la justicia, son dos mujeres encontradas una con otra, y a quien pidió que posara, fue una prostituta muy famosa de Aguascalientes de los años 50 y 60, que se llamaba Consuelo Elías y todo mundo le decía “La pelos de oro”, a espaldas de ese muro estaba el Supremo Tribunal de Justicia y los abogados se sintieron ofendidos.
AIC: ¿Cómo fue la reacción de la sociedad ante este mural?
LRH: Hubo una polémica muy fuerte a finales de 1961 y principios de 1962, algunos sectores de la sociedad se organizaron, empezaron a lanzar periodicazos en contra del gobernador, que se llamaba Luis Ortega Douglas, exigiéndole que borrara la pintura mural, o que al menos modificase aquellas partes donde se ofendía la sensibilidad religiosa del pueblo de Aguascalientes, y esos temas de la justicia y de la prensa. La prensa escrita, El Sol del Centro y El Heraldo de Aguascalientes, también se sintieron indignados, entonces le hicieron una guerra de alta intensidad al gobernador, casi todos los días aparecían artículos firmados por diversas personas en su contra.
Como presionaron tanto, también molestaron al pintor, a quien incluso amenazaron de muerte, entonces el pintor, ya molesto, lo que hizo fue plasmar en la parte de la cultura a la juventud, que intenta salir hacia nuevos horizontes, aprovecha un poco la alegoría de La suave patria, un poema de Ramón López Velarde, entonces es un joven que sale de la oscuridad y trata de salir hacia la luz, pero quien está abrazando las piernas del joven es un eclesiástico, el obispo y es el retrato de monseñor Salvador Quezada Limón.
AIC: ¿El otro mural importante es el de La feria de San Marcos?
LRH: Inmediatamente después pintó el mural de La Feria de San Marcos, que está en la planta alta del primer patio, del lado norte. Ahí se vale de alegoría para plasmar a la diosa Fortuna, el dios Baco o del vino y la diosa de la sensualidad. También ahí hace críticas, aparentemente está retratando el jolgorio, la diversión, la alegría de la feria abrileña, pero en realidad está haciendo una crítica a los explotadores, por eso pone en la parte de los juegos de azar a un personaje que era Concepción Arvizu, que le decían “El Naco”, que fue asesinado a principios de abril de 1962, lo pone como crupier, repartiendo el dinero de las apuestas de la ruleta, pero está agarrado de una mujer voluptuosa, que es la diosa Fortuna, que tiene grandes cantidades de dinero amasadas, pero detrás de la mujer hay un monstruo que tiene una careta y tiene garras de oso.
Se supone que los beneficios de la Feria de San Marcos van a parar a la beneficencia pública, entonces es una crítica, porque la beneficencia pública está dando una monedita a un voceador del periódico El Sol del Centro, como diciendo, realmente el dinero va a parar a manos de los políticos, de los empresarios, y no a quien tiene que llegar, que es el pueblo y los sectores vulnerables de la sociedad.
Y así se va agarrando cada alegoría, para hacer críticas a una situación donde había explotación, grandes desigualdades, y también se vale de unas figuras tutelares, que son los que están a favor del pueblo, pone a un gallero pobre, a un trovador, a un torero, un charro, entonces es una pugna de contrarios entre los poderosos, los ricos y explotadores, en contra de los pobres, los desprotegidos, los desheredados.
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