Plantas medicinales del Yucatán colonial
Por Marytere Narváez
Mérida, Yucatán. 23 de agosto de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Mónica Chávez Guzmán forma parte del Centro de Investigaciones Regionales de la Universidad Autónoma de Yucatán (CIR Uady) y estudia la importancia de las plantas medicinales con características ctónicas, telúricas y celestes en el Yucatán colonial, tema que presentó recientemente en el marco del X Congreso Internacional de Mayistas realizado en el municipio de Izamal, Yucatán.
A través del análisis comparativo de una serie de documentos coloniales como el Diccionario de Motul, varios de los textos conocidos como Chilam Balam, El ritual de los Bacabes y algunos recetarios en maya y español, la investigadora en etnohistoria con formación en biología estudió las propiedades que se le otorgaban a las plantas medicinales.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Chávez Guzmán, adscrita al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) con nivel I, describió que las metáforas de mitos y leyendas encierran observaciones profundas en torno a la naturaleza, adquiridas a través de siglos de experiencia.
Un punto de partida es el cosmos maya colonial, compuesto de cielo, tierra e inframundo que están conectados por la ceiba, el árbol mítico del centro del universo cardinal, por el cual circulan los elementos y habitantes de cada nivel, entre ellos los líquidos preciosos.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué son las plantas ctónicas, las plantas telúricas y las plantas celestes?
Mónica Chávez Guzmán (MCG): El equilibrio del cosmos maya se encuentra regido por las fuerzas opuestas y complementarias masculinas y femeninas. Las primeras corresponden al reino celeste y están vinculadas, por ejemplo, con el sol; las femeninas, las ctónicas, están vinculadas con la tierra, los cenotes, las cuevas; y las que se encuentran más allá de lo terrestre son las telúricas, vinculadas con cavernas y el acuífero subterráneo, como reinos equiparados con la oscura y fértil matriz materna. Lo interesante es que las fuerzas ctónicas no solamente se refieren a la tierra, al suelo, sino también a la misma selva, a la vegetación bien conservada, con su característica penumbra.
Como todo en un cosmos que requiere de ser complementado, es necesaria la integración equilibrada de los opuestos, por ejemplo: lo masculino, lo celeste, las nubes, la lluvia y el calor solar, enlazado con lo femenino de la tierra y las semillas, para dar origen a la fertilidad en múltiples formas de expresión, tanto positivas como negativas, en particular en el clima húmedo y caluroso peninsular. Por eso fueron concebidas por los mayas antiguos como fuerzas sagradas y continúan siéndolo para muchos de los actuales.
En ocasiones las energías complementarias pueden verse representadas en las descripciones de los textos coloniales y también en imágenes de códices prehispánicos, en la divinidad máxima de Itzam Na, como ser hermafrodita. En los primeros podemos encontrarlo en su expresión de nube y rocío del cielo, como fundamento básico para la vida.
AIC: ¿Cuál es la relación de las fuerzas cósmicas masculinas con las plantas medicinales?
MCG: El análisis de varios datos encontrados en textos en maya yucateco de inicios del periodo colonial, como el término kinam xiuoob, señala que las yerbas medicinales obtienen sus virtudes medicinales del sol, deidad de gran relevancia hasta el ocaso del periodo colonial, como fase de la máxima divinidad: Itzam Na, para combatir enfermedades con cualidades consideradas tanto “frías” como “calientes”. Concepto que, recordaremos, no siempre tiene que ver con la temperatura. Es decir, al parecer no se concebía aún el alivio de enfermedades con elementos opuestos (“frío” para “calor” y viceversa, tan común en la medicina actual, y que ya se empieza a registrar en textos de finales de la Colonia).
La presencia de Itzam Na también se encuentra manifiesta, a manera de epifanía, en una planta utilizada en una práctica medicinal muy importante: la punción, que tiene aplicaciones similares a las de la acupuntura china, y se encuentra en El ritual de los Bacabes —un libro muy importante de conjuros medicinales, al parecer copiado en el siglo XVIII de un original mucho más antiguo, con el menor influjo europeo hasta ahora encontrado en esta lengua—. Además, refiere a la espina del henequén como capaz de sacar el mal del enfermo a través de la sangre que sale por el orificio producido y de transmitirle el vigor que necesita, pues Itzam Na era considerado el máximo curador, el médico por excelencia.
Otra epifanía curativa de Itzam Na en su representación solar, pero con fauna medicinal, se encuentra en una receta del colibrí puesto encima del corazón, útil para curar la depresión, la cual era considerada como una manifestación de una afección en el espíritu del hombre, pues nada mejor que su energía luminosa para aliviarla.
Claro que no había planta ni terapia animal que funcionara si no se le rendían ofrendas, adoraciones y agradecimientos a las divinidades, para que los recursos adquirieran sus virtudes curativas.
AIC: ¿Cuál es la relación entre las fuerzas cósmicas femeninas y las plantas medicinales?
MCG: Una de las denominaciones que recibe la fuerza femenina del cosmos en los documentos coloniales es la de “bendita señora de la tierra”, y existen plantas especiales que incluyen también relevantes energías ctónicas, como las que crecen en la vegetación alejada de la mano del hombre, que por el equilibrio de sus ecosistemas suelen contener principios activos medicinales más potentes, y ciertas raíces de plantas olorosas, como el cedro. Son plantas que transmiten las energías femeninas del cosmos necesarias para recuperar la salud, en particular para combatir males severos que afectan la integridad del espíritu, como los hechizos, provenientes de manera común del oscuro inframundo, pues qué mejores remedios que los que vienen del mismo reino con componentes especiales etéreos.
También se puede ver representada la forma femenina con el nombre de Ixchel, vinculada con la luna y, en el trenzado de elementos cristianos y mayas, es llamada igualmente como “la virgen”, “la señora principal”, aun cuando las características de virginidad contrastan en el libro de conjuros medicinales por la descripción de su constante y fértil cópula con las fuerzas masculinas del cosmos que da origen a los componentes que pueden enfermar o dar alivio al ser humano, en la común ambivalencia maya de las deidades.
AIC: ¿Podrías hablarnos sobre algunas de las plantas utilizadas en rituales de curación?
MCG: La fragante flor de mayo se vinculaba con la feminidad y la fertilidad, con Ixchel, diosa del parto, de la luna, astro con influjo sobre el agua y las mareas. Así podía ser curado por ella un “falso embarazo” producido en una persona, no solamente por la idea errónea de generación de un hijo en una mujer, sino también por la acumulación de agua en el cuerpo por fallas en el hígado o mala nutrición en un hombre (hidropesía), entre otras cosas.
Para aliviarse, el paciente debía hacer con este árbol una sandalia con la que debía caminar a la luz del curativo sol, además de incorporar en el ritual un elemento similar a su vientre abultado, como el fruto con el que se hacen las jícaras, el cual se llenaba con su orina, y se esperaba a que se secara para aliviar el mal, a manera de magia simpática.
AIC: ¿Cuáles son las metodologías empleadas para el estudio de las propiedades de estas plantas medicinales?
MCG: Es necesario estudiar la cosmología maya-mesoamericana y también la europea de la época y sus terapias medicinales, por la mezcla cultural que se presenta ya en los documentos coloniales, y que ha sido investigada por los especialistas en estos temas, así como llevar a cabo un análisis de los textos de tipo hermenéutico, con la finalidad de abordar el mundo de la significación en su dimensión histórica, para entender de la manera más objetiva posible los escritos polisémicos y las metáforas, tan comunes en la lengua maya.
Palabras y frases clave son estudiadas semántica y etimológicamente con el apoyo de lingüistas, y de acuerdo con las raíces de los vocablos se establecen ejes analíticos que toman en cuenta el contexto general de los documentos. Los resultados se comparan con investigaciones de otros grupos mesoamericanos coloniales que comparten la matriz cultural, principalmente mayas y nahuas, y también de grupos actuales, en donde sobresalen conceptos similares, pero con la precaución de reconocer diferencias que no permiten hacer extrapolaciones, además de tener cuidado de no trasladar el presente al pasado.
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