Plata y luz: la química en la fotografía
Por Paloma Carreño Acuña
Morelia, Michoacán. 11 de diciembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- La relación entre fotografía y química es de los puentes más antiguos que se han formado entre la ciencia y el arte.
Claudia Briones Jurado, doctora en química y profesora de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), unidad Morelia, afirma que los antecedentes de la fotografía datan desde casi los años 400 a. C., donde ya se conocía el arte de la cámara oscura para reproducir imágenes de la realidad. Sin embargo, esas imágenes eran efímeras.
“La palabra fotografía evoca la historia, tecnología, luz, arte, química. La fotografía es la escritura con luz, en sus inicios fue revolucionario lograr que se pudiera reproducir una imagen de la realidad”, señala Claudia Briones.
Esa imagen se proyectaba a la inversa utilizando la cámara oscura, pero la gran pregunta era ¿cómo lograr que la imagen permaneciera?
“Fue hasta el siglo XVIII que descubrieron la reacción de precipitación al mezclar las sustancias de la plata y el cloruro de sodio. Ambas sustancias tienen la particularidad de que son soluciones traslúcidas, parecen agua, pero al mezclarse se convierten en un sólido lechoso: cloruro de plata. Al estar en contacto con la luz y dejando pasar unos minutos, se empieza a volver violeta ya que tienen la característica de ser fotoactivos”.
Cuando Johann Heinrich Schulze descubrió que con la luz esas sustancias producen una reacción química de óxido-reducción, se vio la forma de hacer que una imagen fuera permanente. La doctora señala que eso se debe a que cuando la plata o las sales se oxidan, forman nanopartículas que arrojan una coloración oscura.
Francisco Méndez es fotógrafo y profesor de asignatura en la licenciatura de arte y diseño en la ENES Morelia. Señala que el proceso de lograr que la imagen sea permanente es gracias también a entender el comportamiento de la luz.
“La luz viaja de forma recta y a velocidad constante, lo que pasa dentro de una cámara es que se puede hacer que esa luz cambie de dirección. Ese proceso físico traslada la información óptica que a través de diferentes sustancias se puede capturar. Este milagro químico se debe a que los sustratos o emulsiones fotosensibles se ven afectados en sus propiedades con la luz produciendo la imagen”.
Afirma que son conocidas actualmente muchas sustancias que tienen esa característica de fotosensibilidad, además de los muchos desarrollos tecnológicos que han acompañado el avance de la fotografía en los años, es por eso que parece paradójico que exista ahora un esquema tan homologado de la imagen, donde se utilizan los mismos estándares, marcas, mecanismos de impresión, material sobre el cual se imprime.
Nicola Noemi Coppola, maestro en fotografía egresado de la Escuela Nacional de Fotografía y Artes en Francia, afirma que siempre ha abordado la fotografía desde un método científico, que a veces le impedía ver la poética de los procesos.
“Uno de mis proyectos tenía como objetivo estudiar el viento, lo hacía a través de sus efectos en el agua, la tierra, los elementos que hay en el ambiente. Pero no me satisfacía por completo, así que comencé a estudiarlo con química para ir más allá. Se me ocurrió que podía ir a una playa con una hoja de plata, para que la sal del entorno se imprimiera conforme al recorrido del viento, trazaría su paso. Así lograría representarlo sin necesidad de una imagen. El día que llegué no hubo viento, lo que me llevó a construir la poética de mi proyecto Me fui a buscar el viento y encontré la tierra, que se ha sustentado en la química”.
De esta forma, el maestro en fotografía Nicola Noemi ha reunido la fotografía, la química y la poesía para trabajar en proyectos ambiciosos con los que se logre no solo reproducir la realidad, como aspiraban en la antigüedad, sino también que permanezca con un sentido. El maestro afirma que mediante los mecanismos de impresión clásicos, se permite al fotógrafo volar entre las imágenes, los efectos que tienen las sustancias en la foto y crear a partir del conocimiento de las reacciones de las mismas a diferentes estímulos.
“La forma de la plata en una emulsión fotográfica es una acumulación de millones de montañas y mesetas. En el cuarto oscuro con la lupa, se empieza a volar dentro de la foto”.
La química, que estudia la doctora Claudia Briones, es para los fotógrafos un elemento fundamental para resolver la necesidad discursiva y visual de sus proyectos fotográficos.
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