¿Podríamos sobrevivir un día sin química?
Por Janet Cacelín
Ciudad de México. 9 de junio de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- ¿Cómo sería el mundo si, por un día, todas las cosas que están elaboradas con productos químicos sintetizados por los seres humanos desaparecieran? Con esa premisa, el doctor Jesús Valdés Martínez, del Instituto de Química, creó una serie de pláticas tituladas Un día sin química, en las que relata y describe el retroceso que sufriría la humanidad si no existiera esta ciencia.
El proyecto surgió en 2011, en el marco de los festejos del Año Internacional de la Química, como parte del programa "Domingos en la Ciencia" de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Según afirma el doctor Valdés, en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el propósito de la plática es hacer evidente la importancia de la química proponiendo, satíricamente, que es algo terrible y apoyando la teoría de que todo lo “natural” es bueno.
“A lo largo de la plática voy narrando cómo sería nuestra vida. Empezando desde el baño en la mañana, pues tendríamos que usar letrinas. No podríamos utilizar baños modernos porque esos baños tienen mucha química detrás, desde el agua que llega a través de tuberías porque están hechas de PVC”, relata.
Durante el monólogo también habla de la forma de preparar los alimentos: sin gas, ni petróleo ni estufas. “Si todos usaran carbón, la contaminación se elevaría considerablemente; si se recurriera a la leña, serían talados miles de árboles”, asegura Valdés.
Cuando surgió el proyecto, el Año Internacional de la Química se organizó en honor a la reconocida científica Marie Curie, por lo que otro de los objetivos de Valdés era demostrar que la vida de las mujeres históricamente ha mejorado a la par del desarrollo de la tecnología química moderna.
El doctor Valdés ha dado decenas de pláticas en diversos estados de la República, en los que el público presente, en su mayoría jóvenes, pasan de la risa al asombro al comprender lo importante que es la química en la vida cotidiana.
“Termino diciendo que los grandes problemas de la humanidad o los grandes problemas tecnológicos como son la necesidad de agua potable para todos los seres humanos, la necesidad de alimentos, la salud y un mundo sustentable, requieren de la química para poderse resolver”, dice Valdés.
Una vida dedicada a la divulgación de las ciencias
Desde hace más de 35 años, el doctor Valdés se desempeña como maestro en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y se ha dedicado ininterrumpidamente a la divulgación de la ciencia, elaborando material didáctico para todos los niveles educativos.
Asegura que una de las principales claves para divulgar la ciencia y enseñar con éxito es conocer el tipo de público al que se dirigirá para lograr en ellos una motivación, que solo se alcanza al hablarles con el lenguaje y la intención correctos.
“Una de mis frustraciones, porque he sido divulgador de la ciencia durante muchísimos años, es que los niños no me hagan preguntas. Lo que yo hacía eran experimentos, que son muy atractivos pero de pronto me di cuenta que era como si fueran a la feria, yo no estaba divulgando la ciencia, estaba entreteniendo. Es más, un día me invitaron a dar un show en una fiesta de niños y fue cuando dije 'no, hay algo que estoy haciendo mal, es obvio que los niños no me preguntan porque después de bajarse de la rueda de la fortuna no tienen preguntas, tienen solo emociones'. Sí hay que manejar las emociones pero el cerebro también”, recordó Valdés.
Entonces el químico, quien es miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), desarrolló la técnica que consiste en “mostrar y decir”. Es decir, antes de comenzar piensa qué va a mostrar, elige los experimentos y luego selecciona el discurso que dirá dependiendo del público presente.
“Eso me dio mucha tranquilidad porque era muy estresante esperar un público de adultos y que fueran puros niños o que hubiera un público muy mezclado. Eso lo resolví de esa manera. Algo que me propongo es que si voy a dar una plática, quiero que la gente se lleve algo, no quiero que se vaya con las manos vacías”, relata.
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