Calle Guillermo Marconi
Por Ana Luisa Guerrero
Entre las calles de Tacuba y Donceles, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se recuerda a Guillermo Marconi, físico e inventor italiano, uno de los grandes impulsores de la radiotransmisión a larga distancia y quien desarrollara un sistema de telegrafía sin hilos, mejor conocido como radiotelegrafía, y que además recibiera el Premio Nobel de Física en 1909, obtuvo la Medalla Franklin y fue presidente de la Accademia Nazionale dei Lincei.
Proveniente de una familia acomodada, estudió en la Universidad de Bolonia, donde experimentó con las ondas electromagnéticas para la comunicación telegráfica, cuyos descubrimientos fueron aplicados en Gran Bretaña y Francia, con comunicaciones inalámbricas en el Canal de la Mancha.
Desarrolló y patentó la radio, aunque solo en Italia, usando 17 patentes de Nikola Tesla. En Estados Unidos estableció la estación WCC transmitiendo mensajes de este a oeste en la que intercambiaron mensajes el presidente Roosevelt y el rey Eduardo VII de Reino Unido, en 1903. Un año después acordó con la Oficina de Correos británica la transmisión comercial de mensajes por radio, además de que puso en marcha el primer periódico oceánico a bordo de los buques Cunard, que recibían las noticias por radio.
Alcanzó reconocimiento mundial por el papel que jugó la radio en el salvamento de vidas humanas tras los hundimientos de los barcos Republic y Titanic.
En 1915 fue nombrado responsable de la comunicación inalámbrica de las fuerzas armadas italianas en la I Guerra Mundial. Concluido el periodo bélico se dedicó a hacer experimentos en su yate-laboratorio Elettra, sobre la conducción de onda corta y la transmisión inalámbrica dirigida.
En 1931 fundó la Radio Vaticana, inaugurada el 12 de febrero por el Papa Pio XI con el mensaje radial Qui Arcani Dei
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