¿Debemos pagar por leer ciencia?
Boletín de prensa
3625/2016
San Luis Potosí, San Luis Potosí. 8 de septiembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Las primeras revistas científicas comenzaron a publicarse en Europa a mediados de 1600. Antes de esto, los científicos no podían beneficiarse fácilmente de los resultados de los avances de sus colegas, pues existía una "secrecía" que se daba entre la mayoría de los investigadores. Incluso grandes personajes como Isaac Newton y Galileo Galilei enviaban sus descubrimientos codificados a sus colegas y no revelaban el contenido hasta asegurarse que podrían obtener un beneficio de ellos. Esta falta de colaboración hacía el avance científico mucho más lento.
Pero hoy en día, cuando gran parte de la ciencia se produce con dinero público —sobre todo en América Latina— y existen mecanismos para reconocer debidamente la autoría de un trabajo científico, ha nacido un movimiento internacional denominado Ciencia Abierta (conocido también como Open Science) que busca convertir la ciencia en una práctica basada en la colaboración.
Este movimiento se pregunta por qué la ciencia sigue siendo inaccesible para la mayoría de la población, y si debemos pagar por tener acceso a algo generado mediante los impuestos de los ciudadanos, refiriéndose a la necesidad de pagar por leer algunos artículos científicos publicados en las editoriales internacionales.
Hasta qué punto debe ser abierta la ciencia y las ventajas de tener una Ciencia Abierta fueron temas tratados en la mesa Ciencia abierta. Datos abiertos de investigación, presentada en el evento Entre Pares, organizado por el Consorcio Nacional de Recursos de Información Científica y Tecnológica (Conricyt).
VAN/SP/FV/3625/2016