Bancos de cordón umbilical, ¿donar o pagar por guardar?
Boletín de prensa
7783/2018
Ciudad de México. 2 de agosto de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- En febrero de 2006, Fernanda y Pedro se enteraron de que iban a tener un bebé. Durante las consultas con su ginecólogo veían folletos y estands con información sobre bancos de cordón umbilical.
Fernanda recuerda que por esas fechas apenas empezaba la “moda” de guardar la sangre del cordón, pero que mientras se acercaba el nacimiento, el furor por hacerlo creció porque en un instituto mexicano de salud lograron trasplantar con éxito la sangre de un cordón congelado a un niño con leucemia. En ese momento la pareja decidió buscar la forma de guardar el cordón de su bebé.
“Bueno, uno ya no sabía ni de qué estaban hablando pero quería lo del mentado cordón para su hijo… Mi mamá levantó la mano para ser madrina del cordón. ¡Fue un madrazo, eh!, lo bueno que ella tenía limpia su tarjeta de crédito”.
Hoy la hija de Fernanda y Pedro tiene 11 años y por fortuna no ha necesitado de un trasplante de sangre de cordón. Pero si hubiera enfermado, ¿la sangre de su cordón en verdad habría sido un “seguro de vida”, como algunos hospitales o empresas lo anuncian?
En México, existen dos tipos de bancos de cordón umbilical, los públicos y los privados. El banco en el que Pedro y su esposa guardaron la sangre del cordón de su hija es un banco privado, donde se cobra una cuota por almacenar el tejido cierto tiempo.
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