El laboratorio de divulgación científica de José Ramón Hernández
Por Ameyalli Villafán
México, DF. 19 de julio de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- ¿Qué es lo que motiva a un joven a dedicarse a la ciencia? El físico José Ramón Hernández Balanzar sabe que a raíz de la visita del astronauta Neri Vela a su escuela primaria se despertó su interés por el ámbito científico y, más tarde, su vocación de divulgador.
Hernández Balanzar es actualmente el subdirector científico y técnico del proyecto de renovación del Museo de la Luz de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es físico egresado de la Facultad de Ciencias de la misma institución académica.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt comparte su experiencia como científico y promotor de la ciencia en la UNAM, así como sus impresiones sobre la divulgación científica en el país.
La divulgación como motivador
El año de 1985 fue decisivo para que Hernández Balanzar eligiera su camino. Fue justo ese año cuando el primer astronauta mexicano viajó al espacio. “El doctor Neri Vela visitó mi escuela primaria a tan solo unas semanas de haber viajado al espacio. Para mí fue algo sorprendente”, rememora.
A raíz de esta visita, Hernández Balanzar escribió a la UNAM para pedir informes sobre cómo estudiar la carrera de astronauta. Relata que la institución académica le contestó que como tal no existía dicho programa, pero que podía realizar estudios afines en ingeniería, matemáticas o física. Así fue que comenzó a fijarse metas que lo llevarían por el fascinante camino de la ciencia.
Ya en la secundaria, y con su afán por ser un científico, eligió el taller de electrónica en donde tuvo contacto con materiales que después utilizaría en la carrera de Física como multímetros, transistores, diodos, semiconductores y resistencias.
En 1992 ingresó a la Facultad de Ciencias. Reconoce que al principio no fue fácil adaptarse pues había dejado su natal Acapulco, Guerrero, por la Ciudad de México. Sin embargo, fue en su primer semestre que participó en un congreso de física.
“Me inscribí con un trabajo e hice un péndulo de Foucault de 70 metros con una esfera de 20 kilos para probar el movimiento de rotación de la Tierra. A partir de ahí me relacioné con temas de divulgación científica”, cuenta durante la entrevista en la Torre II de Humanidades de Ciudad Universitaria.
“Las personas que nos dedicamos a la ciencia llegamos ahí gracias a una actividad de divulgación”, esa es la premisa bajo la cual el físico José Ramón Hernández Balanzar considera la comunicación de la ciencia como básica para el fomento de una vocación científica en el país.
Para el especialista, quien ha investigado sobre el metabolismo terrestre y los cambios climáticos, las actividades de divulgación motivan a las personas a elegir carreras de ciencia. “Algo de las ferias de ciencia, de un profesor o de un evento de divulgación nos hace escoger este camino”, añade.
El divulgador es el medio
De acuerdo con el entrevistado, “todo científico tiene que ser capaz de comunicar el conocimiento que sabe”. Considera que falta un diálogo amplio con la sociedad en el que se muestre el valor social de la ciencia. “Más allá de generar conocimiento, la ciencia sirve porque resuelve problemas”, agrega.
En opinión de Hernández Balanzar, la sociedad está ávida de conocimiento; a la gente sí le interesa saber el por qué de las cosas. Ante la pregunta expresa de qué se necesita para divulgar ciencia, responde: “Divulgar no es sencillo, requiere experiencia, implica pensar con quién me estoy comunicando; es ponerse en los zapatos de mi receptor. El divulgador es el medio que permite ese diálogo entre la ciencia y la sociedad en general”.
Para el físico, su mayor logro profesional es que actualmente ya se reconoce a la divulgación. “Hemos trabajado y hoy en día es tan necesaria como la investigación”. Y en cuanto a su mayor satisfacción, cuenta que es que la gente cambie su prejuicio hacia la ciencia y conozca la utilidad de esta: “Cuando seamos un país que valore a la ciencia, avanzaremos y nos desarrollaremos más”.
Sobre el estatus de la comunicación de la ciencia en México, declara que el país es líder en Iberoamérica. “Tenemos ya una tradición de divulgación científica de físicos, biólogos, etcétera”, añade.
El laboratorio de divulgación: un desafío
Hace 10 años y en la coyuntura del Año Internacional de la Física, Hernández Balanzar propuso, en la Facultad de Ciencias, la materia llamada Laboratorio de Divulgación de la Ciencia. “¿Por qué laboratorio? Porque buscamos experimentar. Todo conocimiento se aprende con la experiencia”, argumenta.
Sin embargo, reconoce que no fue sencillo convencer a sus colegas de que esta materia fuera parte de la formación de los futuros científicos. Comenta que en el pasado el investigador menospreciaba la divulgación, pero “hoy en día eso está cambiando”.
Asimismo, reconoce el trabajo de científicos que conjugan su labor investigativa con la divulgativa, como Miguel Alcubierre, Rafael Navarro, Julieta Fierro, José Franco, Ana María Cetto, entre otros.
“Hoy en día, México se está abriendo a un conocimiento más integral donde la formación científica también es humanista”, expone y considera que los científicos son las personas ideales para comunicar lo que saben. “¡Qué mejor que el propio científico que comunique lo que investiga”, agrega.
Para el divulgador, el año 2005 fue crucial para la institucionalización de la divulgación de la ciencia. “Conozco gente que hoy en día está estudiando una carrera científica gracias a las actividades que se realizaron en esa época”, comenta con entusiasmo.
El Museo de la Luz: proyecto actual
Actualmente, José Ramón Hernández Balanzar es el subdirector científico y técnico del proyecto de renovación del Museo de la Luz de la UNAM. “Como decían los griegos: será un lugar donde lo verdadero, lo bueno y lo bello convergerá”, así se refiere al recinto que cambiará su sede de la delegación Cuauhtémoc a Ciudad Universitaria.
Y es que con motivo del Año Internacional de la Luz este 2015, la UNAM trabaja en la renovación de dicho museo. Según el entrevistado, este es el único recinto en el mundo bajo esa temática, y al tener ya 18 años requiere un cambio.
“Hoy en día me gusta lo que hago. Estoy como subdirector del proyecto de renovación del museo. He pasado por muchos temas como la superconductividad, ciencias de la Tierra, y hoy en día trabajo con la doctora Cetto en el tema de la luz, y esto me ha permitido ver que el conocimiento es algo interminable”, finaliza.
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