María Mercedes Ruiz Muñoz, primera ganadora del Premio Latapí Sarre
Por Yureli Cacho Carranza
México, DF. 9 de septiembre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- María Mercedes Ruiz Muñoz, doctora en Ciencias por el Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (DIE-Cinvestav-IPN) y ganadora de la primera edición del Premio Pablo Latapí Sarre sobre Investigación Educativa 2010, es una investigadora nata, sencilla y amable que se enorgullece de su trabajo y a quien le asombran las cosas simples.
Originaria de la ciudad de México, la primera infancia la vivió en el barrio de San Ángel. Actualmente es académica e investigadora de tiempo completo en la Universidad Iberoamericana. A nivel licenciatura imparte la materia Investigación cualitativa, que es su área de especialización, y en maestría la de Historia y política de la educación en México, asignatura que enriquece con el panorama latinoamericano en el que igualmente posee una vasta experiencia debido a que, además de ser estudiosa del fenómeno de la educación en otros países, ha realizado estancias académicas en Brasil y Argentina, así como en Estados Unidos y Canadá.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la investigadora habla acerca del camino que la llevó a su profesión, de su vida y de su perspectiva sobre la educación y la ciencia en México.
Un privilegio ser investigadora nacional
Perteneciente al nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Ruiz Muñoz comenta que en cuanto obtuvo su doctorado inmediatamente ingresó al sistema, “para mí fue algo muy natural, fui formada para ser investigadora y para mí la investigación es una forma de vida. Cuando se investiga hay que documentar el trabajo para poder compartir ese conocimiento. A través de artículos, libros o videos, uno tiene que dar a conocer lo que está haciendo”.
La también coordinadora del Campo Estratégico de Acción, Modelos y Políticas Educativas en la Universidad Iberoamericana, afirmó que “además de ser un privilegio, es muy satisfactorio ser investigadora nacional y es algo que tenemos que cuidar, alimentar y fomentar porque nos abre puertas para proyectos u otros trabajos. En la Ibero, por ejemplo, se nos reduce el tiempo de docencia para también dedicarnos a la investigación, además podemos acceder a recursos económicos extraordinarios o apoyos especiales que si no formara parte del SNI no tendría”.
Becaria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), tanto en la maestría de Pedagogía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como durante su doctorado, varios de sus proyectos de investigación han contado con el respaldo del consejo, tal como la investigación de Secundaria para trabajadores, por la que obtuvo el Premio en Investigación Pablo Latapí.
"Si no estuviera Conacyt, muchos de los que hoy somos doctores y que estamos en centros universitarios y hacemos investigación tal vez no lo estaríamos haciendo... El papel del Conacyt en mi desarrollo profesional ha sido central porque sin el Conacyt a lo mejor no estaría aquí, en términos de mi formación y de la obtención de mis grados ha sido fundamental”, expresa.
Excoordinadora de la maestría en Investigación y Desarrollo Educativo en la Universidad Iberoamericana y en cuya gestión se logró la excelencia del grado y el Ingreso al Padrón de Posgrados de Calidad del Conacyt, Ruiz Muñoz se considera una mujer ética-política que intenta dar lo mejor de sí, no solo a sus alumnos, también a su familia y amigos, “siempre van a encontrar en mí a una persona solidaria porque vengo de una familia en donde los valores sociales son centrales. Me gusta la calidad de vida para la gente que trabaja conmigo y por supuesto para mí. No solo calidad de vida en el ámbito académico sino que igualmente podamos divertirnos, leer un libro, ir al cine, tener vacaciones, disfrutar de actividades sociales y culturales”.
Labor social e investigación
Al preguntar sobre cómo inició su acercamiento a la investigación, comentó que cuando estudiaba en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de la UNAM trabajaba con los niños que vivían en su barrio, los apoyaba en sus tareas y “yo era como la escuelita de los viernes, fue en el tiempo en el que aún no sabía si estudiar psicología, pedagogía o sociología; al final me decidí por pedagogía. Sin embargo, asistía como oyente a cursos en la Facultad de Ciencias Políticas y así pude hacer un plan más integral de acuerdo con mis intereses. Pienso que los alumnos deberían poder seleccionar su propio plan de estudios y si están en ciencias políticas, filosofía o en áreas científicas que pudieran decir ‘bueno, me formaré en determinada área pero también me interesa conocer de sociología, política o ciencias’, eso sería ideal porque su formación sería multidisciplinaria y más completa”.
La autora de Derecho a la educación: política y defensa de la escuela pública refirió que le satisface mucho cuando los alumnos “dan el gran salto y pueden irse solos en sus trabajos de investigación. Me sorprende ese paso, ese brinco y quiero sistematizarlo pero no es posible porque cada estudiante es distinto y tiene su propio desarrollo. En ese sentido no se puede tener un solo método de trabajo. En el Centro de Estudios Educativos A.C. y en el Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvestav me enseñaron de manera distinta, son dos modelos diferentes, aunque complementarios, de formación de investigadores”.
Relató que aunque los investigadores tengan un posicionamiento político o ideológico, cualquier investigación debe estar provista de autodisciplina y autocuidado, “no puede ganarte el corazón porque la observación, el estudio y análisis requiere subjetividad, es preciso tener vigilancia epistemológica”.
Lo anterior, afirma, es necesario inculcarlo a los alumnos porque algunos son muy críticos o están muy politizados, pero este tipo de trabajo no permite las etiquetas ni la pasión subjetiva. “Debemos documentar lo que la gente dice, dar voz a la otredad y no manejar una sola postura, eso nos lleva a una perspectiva más democrática”, explica.
La ciencia y la educación en México
Respecto a cómo ubica la ciencia y la educación en México, la investigadora expresó que se requiere mayor financiamiento porque la formación de científicos debe empezar desde la infancia. “Hay un avance muy importante en el ámbito de la ciencia pero hay un sendero por hacer, no existe interés para que desde la educación básica se genere, tanto en niños como en adultos, conocimiento científico a través de áreas como tecnología, humanidades o sociales. En Estados Unidos los investigadores están en las aulas apoyando estrategias pedagógicas para desarrollar la lógica matemática por ejemplo”.
Desde su punto de vista fue José Vasconcelos quien sentó las bases del sistema educativo mexicano al tratar de integrar a la población indígena a una cultura nacional con la promoción de bibliotecas ambulantes en el medio rural.
Las maravillas de lo simple
Uno de sus mayores retos profesionales, además de una gran sorpresa, fue el otorgamiento del premio Pablo Latapí con su trabajo La secundaria para trabajadores vista a través de sus estudiantes: voces de la exclusión desde la otra educación. “No me lo esperaba, yo ya había eliminado esa posibilidad. Sin embargo, me dio mucha satisfacción porque fue una investigación que costó bastante en el sentido de que los recursos del Conacyt tardaron algo en llegar y hubo que conformar otro equipo de trabajo para poder continuar, no fue sencillo y se hizo necesario buscar alternativas. El trabajo que he hecho con comunidades indígenas también me ha significado un gran reto”.
"Una vez fuimos a una comunidad indígena en Hidalgo para aplicar un instrumento de evaluación, era un proyecto para el Banco Mundial y teníamos que tomar el tiempo de la aplicación. Entonces pasó una parvada de pájaros y todos los niños dejaron su cuestionario y empezaron a hablar en su lengua materna. Me encantó que se levantaran para ver los pájaros e intercambiar comentarios en su propia lengua. Pensé, qué bueno que pasó esto, es sensacional que los niños puedan detenerse e interrumpir su examen para admirar los pájaros, creo que yo soy así, capaz de sorprenderme ante lo más simple”, finalizó.
Premio Latapí SarreComo un homenaje a la memoria y el legado del precursor de la investigación educativa en México, Pablo Latapí Sarre, el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) creó en 2010 el Premio Pablo Latapí Sarre sobre Investigación Educativa.Este reciente e importante reconocimiento busca promover y fomentar el desarrollo de la investigación educativa en México, mediante el trabajo de investigadores comprometidos cuyos estudios se basen en la equidad, justicia, sean rigurosos y apegados a la verdad y que sus resultados orienten al diseño y ejecución de políticas educativas con la finalidad de contribuir a comprender mejor la realidad y transformarla.Fuente |
¿Quién fue Pablo Latapí Sarre?Originario de la ciudad de México (1927-2009), fue un investigador nacional emérito del SNI. Creador del Programa Nacional Indicativo de Investigación Educativa del Conacyt. Pablo Latapí inició la profesionalización de la investigación educativa y durante más de 30 años se dedicó a investigar la problemática de la educación en el país, empeñándose en pasar de la teoría al resultado concreto. Formador de investigadores e instituciones; promotor de proyectos rurales de educación, estudioso de los problemas de la educación superior, contribuyó con la elaboración de planes institucionales e incursionó en el campo de la axiología (estudio y teoría de los valores). Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de las ciencias sociales en 1996 por sus aportaciones a la investigación educativa. De 1963 a 1973 fue director del Centro de Estudios Educativos, A.C. (CEEAC) del que fue fundador y el cual sirvió de modelo para la creación de institutos similares en Chile y Argentina.Fuente |
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