Identifican dos nuevas especies de reptiles en la Sierra de Zongolica
Por Armando Bonilla
Ciudad de México. 4 de julio de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Una de las mayores riquezas de México está en su biodiversidad. De acuerdo con información contenida en el cuarto y quinto Informe Nacional de México Ante el Convenio sobre la Diversidad Biológica, su cifra de especies se estima entre 180 mil y 216 mil, es decir, aproximadamente 10 por ciento de la biodiversidad mundial.
Asimismo, el documento detalla que en cuanto a reptiles se refiere, México ocupa el primer lugar en diversidad en todo el mundo, con casi 900 especies clasificadas en el Catálogo de Reptiles elaborado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
No obstante a esa gran riqueza documentada, en México aún existen zonas naturales que no han sido inventariadas y, en consecuencia, cuentan con especies que todavía no han sido documentadas en la literatura científica. Muestra de ello es la región de las altas montañas en la Sierra de Zongolica.
En dicha región se gestan diversos proyectos de inventariado de flora y fauna silvestres que han derivado en el hallazgo de nuevas especies, tal es el caso de dos nuevos reptiles que se reportan como parte del trabajo que encabeza el profesor investigador del Instituto Tecnológico Superior de Zongolica (ITSZ) —que pertenece al sistema del Tecnológico Nacional de México (Tecnm)—, Erasmo Cázares Hernández.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el docente explicó que se trata de dos nuevas especies de reptiles del género Abronia.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿En qué consiste el trabajo de inventariado de flora y fauna en la Sierra de Zongolica?
Erasmo Cázares Hernández (ECH): Actualmente estamos trabajando en un proyecto general que abarca estudios de la diversidad faunística de la Sierra de Zongolica. De este proyecto se han derivado otros proyectos dirigidos a especies en particular, principalmente lagartijas de la selva de las especies Abronia graminea y Xenosaurus grandis, entre otras.
Estos son estudios poblacionales de diferentes especies de importancia o de interés para la conservación, realizamos inventarios y monitoreos de sus poblaciones. Consecuencia de ello, hemos documentado nuevos registros de reptiles (y otros animales) en la Sierra de Zongolica.
Detectamos dos especies del género Abronia, en ese momento, aparentemente nuevas para la ciencia; tuvimos la confirmación de esa hipótesis recientemente gracias a diversas pruebas comparativas. Esto ocurrió en una zona alta y en una zona baja, respectivamente, de la Sierra de Zongolica.
Y aquí lo interesante es que estas nuevas especies pueden ser simpátricas y que este género es de gran importancia para la conservación porque se encuentra en diversos grados de riesgo, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana (NOM 052).
AIC: ¿Cuáles fueron las etapas del proyecto?
ECH: Lo primero que hicimos fue establecer puntos de monitoreo en diferentes municipios de la Sierra de Zongolica, dividiendo a la vez los ecosistemas. En la sierra tenemos diferentes ecosistemas que van desde selva mediana y alta, hasta bosque mesófilo de montaña y bosque de pino-encino.
Estamos hablando desde menos de los cien metros hasta los dos mil 500 metros sobre el nivel del mar, ello dependiendo del municipio donde estemos. Se ubicaron diferentes sitios para monitorear y realizar los inventarios; esa fue la primera etapa, identificar los sitios, describir los ecosistemas y trabajar directamente con inventarios.
Para los inventarios se va a campo, se realizan muestreos con diferentes técnicas, las cuales dependen del grupo faunístico con que se trabaje, se aplica la exploración por transectos o por cuadrantes y se combina con estaciones de trampeo. Son técnicas con las que se pretende capturar animales en sitios donde se encuentran en movimiento.
Una vez que se empiezan a capturar ejemplares, se registran, se identifican inmediatamente y los que son colectados para la colección del ITSZ —registrada ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)— se procesan para la misma y se establece también un punto de monitoreo para las especies destinadas al estudio poblacional.
Como parte de esta etapa, identificamos a las especies de importancia económica, cultural o para la conservación para poder trabajar sobre ellas en particular. En el caso de las especies nuevas, pues sencillamente podemos decir que se han ido encontrando derivado de este trabajo de monitoreo en campo.
Básicamente, cuando vemos una especie y no tenemos claro qué es, le ponemos atención, tratamos de hacer comparaciones con las demás especies del mismo género y es ahí cuando tenemos la primera aproximación para saber si se trata de una especie nueva para la ciencia o no.
AIC: ¿Qué sigue tras la identificación de las nuevas especies?
ECH: Después de confirmar que se trata de nuevas especies, estamos trabajando en la descripción de ellas y esperamos en las próximas semanas publicar un artículo científico sobre ellas, lo importante es que ya fueron registradas y están en proceso de identificación.
Me gustaría adelantarles también que, como parte de los trabajos del proyecto general, se identificaron también ya dos especies nuevas de salamandras —los llamados tlaconetes—, este es un grupo de anfibios que también estamos estudiando constantemente por la importancia que tienen dentro del acervo cultural de Veracruz.
En este caso, comenzamos el estudio para generar información que nos permita delinear una estrategia de educación ambiental para desmentir los mitos y creencias que existen en la región en torno a estos animales.
AIC: ¿En qué consiste y cuánto toma el proceso de descripción de las nuevas especies?
ECH: Esta etapa puede hacer uso de diferentes técnicas, por ejemplo, en el caso de los reptiles se puede recurrir al mapeo de escamas, análisis anatómicos —de esqueletos y cráneos— para poder realizar una descripción que compare las características morfológicas y morfométricas de los individuos con las demás especies del género o de la familia.
Estamos precisamente en esa etapa, es decir, la descripción de las especies para posteriormente poderlas documentar y publicar en una revista especializada. Sobre el tiempo que toma esta etapa, puedo decir que es algo que depende de la logística de la institución y de los tiempos que el equipo de trabajo dedique a ello, en este caso, podría ser en un lapso de unos pocos meses.
AIC: ¿Qué implica el hallazgo de estas nuevas especies?
ECH: Primero que nada nos permite conocer la riqueza específica de la región, antes no se contaba con esa información y actualmente se está completando (...) Todo esto nos sirve para ver con qué recursos naturales cuenta la región y sus habitantes; todas las especies es bien sabido que cumplen con un papel dentro de los ecosistemas, forman parte de una cadena, lo hacen en diferentes niveles, pero siempre juegan un rol importante.
Aquí el detalle está en que tienen también importancia biocultural, la gente conoce a las especies e incluso en algunos casos las aprovechan, pero sin tener pleno conocimiento de cómo hacerlo. Por ejemplo, en el caso de las nuevas especies que estamos describiendo hay toda una gama histórica-cultural de creencias; la gente piensa que son venenosas o incluso que tienen poderes mágicos y por ello son aniquiladas sin que se trate de especies peligrosas para la salud humana.
No obstante, sí tienen un potencial de aprovechamiento sostenible muy alto ya que se trata de especies carismáticas, demandadas como mascotas a nivel internacional incluso y al no haber una estrategia legal y sostenible, se trafican fuera del marco legal a precios exagerados.
Pero la gente de la región no sabe eso y no se da cuenta de que al matarlos está matando un recurso, está matando dinero que ellos mismos podrían aprovechar a su favor y a favor de la conservación de la biodiversidad de la región. En este caso, estamos tratando también de llevar esa información a las personas y darles las herramientas para que hagan un mejor manejo de los recursos naturales de la región.
Lo mismo ocurre en el caso de los tlaconetes (salamandras), de los cuales también se piensa que son muy malos, pero en realidad se trata de anfibios muy frágiles que pueden servir como indicadores de salud del hábitat. Además la gente debe saber que no solo se trata de una especie de tlaconete, sino que en la región hay varias.
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