Altos niveles de obesidad en el sureste del páis
*Investigadores del Cinvestav Unidad Mérida sugieren a padres y autoridades aplicar programas de nutrición suplementaria para atacar el problema
Además de la falta de ejercitación física, diversos aspectos asociados con la situación socioeconómica de sus familias influyen en la aparición de sobrepeso y obesidad entre los jóvenes de Mérida, Yucatán, revela un estudio hecho por expertos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) ubicado en esa ciudad.
Los científicos del Departamento de Ecología Humana evaluaron a un total de 321 adolescentes -156 varones y 165 mujeres residentes en Mérida y zonas aledañas- con edades entre 15 y 17 años. Encontraron tasas de sobrepeso y obesidad de 26.28% y 10.26% en muchachos y de 24.24% y 6.06% en muchachas, respectivamente.
Investigaciones similares se han hecho antes en otras regiones del país. En ellas se ha detectado mayor prevalencia de sobrepeso en niños y adolescentes en zonas del norte y centro (25.6%), mientras en el sur (donde predominan las regiones rurales) la proporción ha sido menor (14.3%). Sin embargo, no hay estudios comparables realizados en Yucatán.
Los resultados de este trabajo señalan que en el origen de ambos padecimientos en los jóvenes influyen factores que van más allá de la falta de ejercitación física, como la educación de sus padres.
También muestran que en las escuelas privadas de Mérida (adonde acuden los adolescentes de familias con más recursos económicos) se promueve la actividad física y se proporciona información sobre los problemas que causa el consumo de comida chatarra. Esto podría facilitar, en principio, la prevención de dichos trastornos.
En contraste, los menores de bajos estratos sociales presentan altas tasas de sobrepeso y obesidad.
El panorama es muy complejo, relata Sudip Datta-Banik, autor principal del estudio publicado a fines de 2014 en Annals of Human Biology, pues los menores en las zonas rurales cercanas a Mérida por lo regular tienen malos hábitos alimenticios, basados en el consumo de altas proporciones de carbohidratos (incluidos refrescos de cola, que en la zona son más accesibles que el agua pura), además de que realizan poca actividad física.
“La situación de la desnutrición infantil (en la zona estudiada) está mejorando, el bajo peso al nacer es menor en niños en Yucatán, pero por otro lado los hábitos de comida y ejercitación están llevando a muy alta frecuencia de obesidad y sobrepeso”, advierte el investigador del Cinvestav Unidad Mérida.
“Los niveles de sobrepeso y obesidad observados en la muestra estudiada son alarmantemente altos, y resaltan la necesidad de una intervención pública inmediata, así como de aplicar políticas en materia de nutrición para poder atacar estos problemas en el sureste de México”, describe el artículo referido.
En el documento –en el que también participaron Teresa Castillo Burguete y Federico Dickinson Bannack, adscritos al mismo Departamento de Ecología Humana del Cinvestav- se incluyen algunas recomendaciones, como promover programas de nutrición suplementaria y una mayor ejercitación entre los adolescentes.
Tales medidas –sugieren los investigadores- deben ser coordinadas por las autoridades educativas locales y las asociaciones de padres de familia.
Por lo pronto, adelanta Datta-Banik, el equipo planea un estudio más amplio de tipo longitudinal que abarque la evaluación de niños desde la etapa prenatal hasta los 18 años, con la meta no sólo de detectar su estado de nutrición, sino de establecer qué medidas preventivas deben aplicarse.
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