El feminicidio, una mirada desde la academia
Boletín de prensa
6972/2018
Puebla, Puebla. 13 de marzo de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- El feminicidio es considerado la forma más extrema de violencia contra una mujer. El estrangulamiento, sofocación, ahorcamiento, quemaduras, golpes, ahogamiento o heridas con objetos punzocortantes son causas de muerte tres veces más comunes en mujeres que en hombres, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) informó que de 2015 a 2017 se han iniciado en México mil 640 carpetas de investigación por feminicidio. En su reporte “Información delictiva y de emergencias con perspectiva de género”, se observa un incremento de 2015 a 2017 de 72.4 por ciento a nivel nacional. También informa que 389 feminicidios se investigaron en 2015; 580 casos en 2016 y para 2017 abrieron 671 carpetas de investigación por este delito.
Los estados que lideran la lista de feminicidios denunciados en 2017, de acuerdo con este informe son: Sinaloa, Veracruz, Oaxaca, Estado de México, Nuevo León, Ciudad de México, Sonora, Chiapas, Tabasco, Jalisco, Puebla y Morelos; mientras que Querétaro, Baja California Sur, Aguascalientes, Tamaulipas y Campeche registran de cero a una carpeta de investigación iniciada por el delito de feminicidio.
- ¿Quién era Chely?
Para la señora Amada Barranco, la memoria puede ser una forma de atenuar el dolor. Su sonrisa se dibuja discreta y sus ojos se pierden mientras recuerda a su niña, a su Chely, como la llamaba. Araceli Vázquez Barranco vivía en el municipio de Acajete, en Puebla. Fue la cuarta de seis hijos, cuatro mujeres y dos hombres.
Siempre tuvo claridad en sus metas y su carácter le valió enfrentarse a las vicisitudes, sobre todo económicas, para lograr sus objetivos, estudiar una ingeniería en la universidad y trabajar duro para ayudar a su mamá.
“Era una mujer sencilla, alegre, con ganas de superarse. Siempre decía que le echaría ganas para sacarme de trabajar. Todas las metas que se proponía las lograba. En el bachiller se metió al área de mecatrónica y la criticaron pero ella siguió adelante. Después se fue a la BUAP para estudiar ingeniería textil. Se graduó en 2013 y su título salió unos meses después, cuando ya había muerto. Antes de eso estaba feliz porque ya trabajaba y estaba decidida a subir de puesto”.
Amada Barranco sigue recordando a Chely. Siente su ausencia pero también pensar en ella la llena de sensaciones por todo lo que vivieron juntas. Esos años de convivencia nadie se los quita, ni siquiera el que la mató, asegura doña Amada.
DP/FV/6972/2018