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Iván Velasco: el misterio de las neurociencias

Por Daniel Valles

México, DF. 6 de octubre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Entre la Facultad de Veterinaria y Zootecnia y la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se encuentra el Instituto de Fisiología Celular (IFC). Los edificios color rojizo albergan el laboratorio AL-101 que dirige el doctor Iván Velasco Velázquez, académico en búsqueda de los misterios de las células y el cerebro.

Ivan Velasco Velázquez

Velasco Velázquez es un catedrático mexicano; estudió Química Farmacéutica en la Facultad de Química (FQ) y realizó un doctorado en el IFC en Bioquímica, además es miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

El silencio reina en la atmósfera en su oficina dentro del laboratorio; al entrar se observa el cúmulo de trabajo con que debe lidiar; libros y publicaciones cubren, literalmente, el sitio. El académico muestra un rostro taciturno pero amable, que invita a cualquiera a una charla. Su oficina siempre tiene las puertas abiertas.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el investigador compartió su historia, sus logros y la experiencia de su trabajo con las células troncales.

Un hombre de ciencia

Cuando Iván Velasco tenía 15 años supo que iba a ser un hombre de ciencia a pesar de que sus padres tenían una formación más humanística, ambos habían estudiado literatura, "en la familia siempre hubo esa motivación a acercarse a los libros pero era algo que me gustaba como pasatiempo, mas no como para dedicar mi vida profesional a un área como las humanidades", afirmó.

Para él se necesitan dos virtudes esenciales para ser un gran investigador: la curiosidad y trasladar eso a pensar en cómo resolver un problema, "un interés genuino en saber cómo ocurren las cosas y después tener la capacidad de plantear cuál sería la mejor manera de llegar a la respuesta que quieres conocer. Entonces, si una persona no tiene estas características de querer saber cómo funcionan las cosas, de querer averiguar un poco mas allá de lo que se sabe hasta el momento, es complicado pensar que pueda tener un buen desempeño en áreas científicas, tal vez su vocación esté en otro sitio", expresó.

Recordó que al ingresar a la Facultad de Química en la carrera de Químico Farmacéutico, tuvo un acercamiento más directo con la actividad científica. La tradición de la institución, los buenos profesores y la educación, sobre todo la cuestión práctica en los laboratorios, fue factor determinante en su desempeño académico.

Neurociencias

neurona ivan velascoDesde la licenciatura, al buscar opciones de laboratorios a los que pudiera ingresar, encontró que las neurociencias era una área que le llamaba la atención, "esto surgió del hecho que el cerebro es el órgano que realmente nos define como personas y existe una gran cantidad de conocimiento, pero también existen muchas cuestiones que no se han resuelto", puntualizó.

Así fue como se acercó al laboratorio del doctor Ricardo Tapia, investigador que durante muchos años ha trabajado en el área de bioquímica del sistema nervioso central. El método riguroso del doctor Tapia le ayudó a tener una visión de la ciencia como una actividad profesional y que se debe realizar con toda seriedad, "definitivamente decidí que neurociencias era un área que me interesaría desarrollar", afirmó.

Fue después, gracias a la estancia posdoctoral con el doctor Ron McKay en Estados Unidos, que le permitió localizar un área de investigación que le llamaba la atención desde hacía mucho tiempo: cómo se diferencian las células para producir neuronas.

"Fue la idea central de esa estancia lo que permitió empezar a trabajar con la diferenciación de células troncales, pero también establecer métodos para su trasplante en ratas adultas que tenían deficiencias similares a las que se encuentran en pacientes con la enfermedad de Parkinson".

Células troncales

El trabajo de Iván Velasco está lleno de misterio. Las células troncales (también conocidas coloquialmente como células madre) son células que se caracterizan por permanecer en estado indiferenciado, que les permite posteriormente producir distintos tipos celulares.

celula ivan velasco"Estas células se caracterizan por tener la capacidad de autorrenovación y poder diferenciarse en células que ya tienen una función particular", aclaró.

Existe un gran estigma cuando se habla de las células troncales, la mayoría asocia este término a experimentos con embriones o fetos, pero el académico informó que no solo se pueden encontrar en organismos en desarrollo, sino incluso en organismos adultos, y que las células troncales también se encuentran, por ejemplo, en la sangre del cordón umbilical.

“Lo que es claro hasta el momento es que la terapia para personas a nivel mundial solamente utiliza células troncales hematopoyéticas que producen la sangre y, en algunos casos, células troncales mesenquimales; todas las otras células no se han probado lo suficiente en la clínica, solamente en algunos protocolos clínicos”, señaló.

Lo mismo sucede con la reprogramación celular, donde un fibroblasto o cualquier tipo de célula ya diferenciada en el organismo adulto puede regresar a un estado muy primitivo por distintas manipulaciones. La que más se ha estudiado es la expresión transitoria de factores transcripcionales, que son proteínas que controlan la expresión genética dentro de la célula.

Tener esta opción de tomar una célula diferenciada de una persona sana o enferma y reprogramarla a un estado pluripotencial (que es como se define ese tipo de células troncales) abre la posibilidad de que estas células reprogramadas puedan diferenciarse y trasplantarse en la persona, si es que tiene carencia de algún tipo celular.

“Pero hay que ser cautos, esto suena en teoría muy bien y muy sencillo, pero no lo es tanto; es un área que se ha desarrollado mucho, pero todavía no nos permite pasar directamente de una célula indiferenciada a una célula que produce insulina o con eficiencias del 100 por ciento de un tipo de neuronas, siempre hay diferenciación hacia otros tipos celulares”, concluyó.

Bioética

Cuando se mencionó la ética que envuelve el trabajo de las células troncales, el catedrático hizo hincapié en que nunca falta quién se aproveche de cualquier oportunidad.

“Varias clínicas privadas prometen tratamiento para enfermedades críticas como es el caso del párkinson. Ese es un problema que existe no solo en nuestro país sino en muchas partes del mundo. Ha habido clínicas que se han cerrado tanto en Alemania como en Rusia justamente porque se realizaron procedimientos que derivaron en una condición peor para los pacientes”, agregó.

Bajo esta situación, la Sociedad Mexicana para la Investigación en Células Troncales (Somicet) ha trabajado para involucrarse con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para tener ciertos parámetros que se deben cubrir para otorgar las licencias sanitarias para la operación de bancos de células troncales o las terapias que involucren estas células.

"Recientemente escribimos un artículo de revisión, en coordinación con investigadores de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, en donde recapitulamos cuál es la situación en cada uno de estos países en relación con los tratamientos no regulados con células troncales, y la conclusión de hacer este análisis es que en realidad hay muy poca vigilancia y que los procedimientos se pueden ofrecer de manera muy fácil ahora, con anuncios en periódicos o en páginas de Internet", comentó el investigador.

Para el especialista, es la poca información proporcionada en relación con el procedimiento lo que desprotege a los pacientes y sus familiares, ya que bajo la necesidad imperiosa que tienen de mejorar la salud, aceptan tratamientos aunque no son seguros al 100 por ciento y no están perfectamente sustentados. Además, hay un gran problema al no estar coordinados con otras clínicas u hospitales. Esto, afirma, se puede solventar proporcionando información fidedigna a los pacientes y realizando éticamente los ensayos por parte de los médicos.

Futuro

El rostro de Iván Velasco Velázquez esboza una pequeña mueca, una sonrisa asoma por las comisuras de sus labios. Le fue sencillo responder si tenía planes a futuro: “Trabajar. Lo que me gustaría es seguir desarrollando esta línea de investigación y poder encontrar mecanismos que no se hayan descrito, que puedan incidir tanto en conocer cómo se producen las enfermedades neurodegenerativas o eventualmente tratar de trasladar lo que hemos encontrado en animales experimentales a pacientes, pero eso desafortunadamente no depende de mi laboratorio, sino de una coordinación con otras instituciones y es poco claro que eso se pueda dar en un periodo de diez años”, concluyó.

 

 

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