Científicos mexicanos desarrollan monitor de luz en Japón
Por Verenise Sánchez
México, DF. 13 de octubre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Un grupo de científicos mexicanos participaron en el desarrollo de un monitor de luz, el cual se instalará en el experimento Belle II, del Laboratorio de Partículas Elementales (KEK, por sus siglas en japonés), ubicado en Tsukuba, Japón.
El experimento Belle II tiene entre sus objetivos estudiar y dar respuestas a las interrogantes que surgieron a partir de la observación del bosón de Higgs en el año 2012, indicó Eduard de la Cruz Burelo, científico del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
De la Cruz Burelo, quien participó en la construcción de dicho monitor, destacó que desde hace más de dos años un grupo de 12 mexicanos trabaja en el desarrollo del equipo denominado Large Angle Bremsstrahlung Monitor (LABM) que medirá la intensidad de la luz emitida por el haz que colisionará electrones y positrones.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el investigador señaló que “LABM es un detector que mide el ‘ruido’ que hay alrededor del haz de electrones que se usa para producir las colisiones, la idea es poder entender que tan disperso es el haz y calibrarlo, ya que para lograr las colisiones en un punto específico, el haz debe estar muy bien dirigido”.
Detalló que el detector realizado por investigadores del Cinvestav, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Wayne State University, KEK y la University of Tabuk, es como una cámara de espejos que capta la luz que está alrededor del haz.
“Lo que sucede con el haz de electrones es que al dispersarse emite luz y lo que nosotros hacemos es captar esa luz y direccionarla a un sensor y poder estudiarla. El LABM está formado por dos colectores que transportan por casi 15 metros la luz creada por el haz de electrones hasta una caja óptica con espejos de alta pureza donde la luz es enfocada con la ayuda de ocho motores controlados que manipulan los espejos. Esa luz captada es transformada en señales eléctricas que son transferidas al centro de control para su estudio”, indicó.
En su conjunto, el LABM pesa poco más de 250 kilogramos y usa alrededor de dos kilómetros de cables que conectan la óptica y la electrónica con el centro de control. Es importante destacar que toda la electrónica fue desarrollada en México, subrayó el especialista.
Conocer la intensidad y distribución de la luz permite saber con una precisión milimétrica en donde se producirá la colisión, señaló el miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Subrayó que en los meses de agosto y septiembre se hicieron pruebas con el detector mexicano y en noviembre se hará la instalación de dicho dispositivo, para que en enero de 2016 se tomen los primeros datos y se hagan todas las adaptaciones necesarias, ya que en 2018 se inciará una nueva fase del KEK, el cual se denominará SuperKEKB.
Destacó que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ha sido fundamental para la colaboración de los mexicanos en dicho proyecto internacional así como para el desarrollo del detector LABM.
“Nosotros logramos entrar a participar a este experimento gracias a los convenios que tiene el Conacyt, a nosotros el consejo nos apoyó un proyecto en grupo para entrar a colaborar en dicho acelerador asiático”.
Asimismo, reiteró que el Conacyt ha aportado 4.5 millones de pesos para la construcción del detector y para costear los viajes y estancias de los investigadores y estudiantes.
Además ese monto ha servido para crear dos clúster de cómputo dedicados exclusivamente para Belle II. Estos clústers mexicanos están categorizados con el nivel Tier II, que es uno de los niveles más altos de cómputo de acuerdo con estándares internacionales, reiteró.
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