Calle Antonio Lavoisier
Por Ana Luisa Guerrero
En Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México, una calle recuerda al padre de la Química moderna: Antonio Lavoisier, quien realizó estudios sobre la oxidación de los cuerpos, la respiración animal, el análisis del aire, la ley de la conservación de la masa, la teoría calórica y la combustión, así como sus trabajos sobre la fotosíntesis.
Nacido en París en 1743 fue uno de los principales protagonistas de la revolución científica, al aplicar en sus experimentos una rigurosa metodología de mediciones cuantitativas.
A este científico se atribuye la distinción entre elemento (sustancia no descomponible mediante procesos químicos) y compuesto (sustancia compuesta de elementos) y la formulación de la ley de conservación de la materia, según la cual, la cantidad de materia permanece constante en el transcurso de una reacción química: “la masa total de los reactantes es igual a la de los productos de la reacción”.
Trabajó en colaboración con su esposa Marie Paulze, con quien montó un laboratorio, investigando la composición del agua, denominando oxígeno e hidrogeno a sus componentes.
Realizó experimentos en torno a la combustión, demostrando que es un proceso en el que se produce la combinación de una sustancia con oxigeno; además que reveló el papel que este elemento tiene en la respiración de los animales y las plantas.
En colaboración con L.B. Guyton de Morveau, Claude Louis Berthollet y Antoine Francis de Fourcroy presentó una nueva nomenclatura a la Academia en 1787, desechando a los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire, introduciendo 55 sustancias que no pueden ser descompuestas en sustancias más simples por ningún método químico conocido provisionalmente.
En 1789 realizó estudios sobre la fermentación alcohólica y encontró el ácido acético, además del etanol y dióxido de carbono.
Debido a que se desempeñó como cobrador de impuestos en la Administración del Estado, fue mal visto el ala revolucionaria durante la Revolución Francesa, quien lo llevó al tribunal condenándolo a la guillotina en 1794. Murió a los 50 años.
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