Cimmyt, el “Arca de Noé” del maíz y trigo
Por Armando Bonilla
México, DF. 21 de mayo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- El Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018 está integrado por cinco grandes ejes: México en Paz, México Incluyente, México con Educación de Calidad, México Próspero, y México con Responsabilidad Global. Cada uno de ellos aborda los principales retos del país, sus áreas de oportunidad y el ejercicio para detonar el crecimiento.
En el documento elaborado por el actual gobierno, el eje denominado México Próspero engloba la productividad del campo, misma que es objeto de gran cantidad de investigaciones científicas, sobre todo en áreas donde nuestro país es punta de lanza, como la producción de maíz y trigo.
Dicho eje cobra mayor relevancia tras considerar que existe una relación directa entre la productividad agrícola de un país y su crecimiento
económico. Por ejemplo, de acuerdo con el PND en naciones como Corea, donde la productividad del campo creció 2.4 por ciento entre 1981 y 2011, también lo hizo su Producto Interno Bruto (PIB) en un nivel de 6.2 por ciento.En contraparte, en México, donde la productividad agrícola cayó 0.7 por ciento en el mismo lapso, el PIB apenas logró un incremento del dos por ciento, agrega el documento. Es precisamente esa relación una muestra clara del por qué es tan importante que se realice investigación enfocada a incrementar la productividad del campo de un país.
Radiografía del sector agroalimentario en México
Al referir la importancia del sector agroalimentario, el PND señala que “el campo es un sector estratégico, a causa de su potencial para reducir la pobreza e incidir sobre el desarrollo regional. De cara al siglo XXI, el sector agrícola presenta muchas oportunidades para fortalecerse”.
Asimismo, el documento precisa que entre los principales retos de este sector se encuentra la falta de inversión en equipamiento e infraestructura, lo cual a su vez limita la incorporación de nuevas tecnologías al proceso productivo.
“Para incrementar la productividad del campo, se debe mejorar la organización y la escala productiva de los minifundios. Cerca del 80 por ciento de los productores agrícolas poseen predios menores a cinco hectáreas. En segundo lugar, la oportunidad y costo del financiamiento deben mejorar. Por un lado, solo el seis por ciento de las unidades de producción agropecuaria tiene acceso al crédito institucional”, agrega el PND.
En un escenario como ese, una respuesta que nace desde el propio Gobierno Federal para cumplir los objetivos delineados en el PND es el plan Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro), el cual se encuentra a cargo de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), y que persigue como objetivo principal la seguridad alimentaria del país, pero que indirectamente beneficia la mejora en la productividad del campo.
De acuerdo con información contenida en el portal de MasAgro, se trata del plan “más original existente hasta el momento (…) para fortalecer la seguridad alimentaria a través de la investigación y el desarrollo, la generación de capacidades y la transferencia de tecnologías al campo, para que los pequeños y medianos productores de maíz y trigo obtengan rendimientos altos y estables, aumenten sus ingresos y contribuyan a mitigar los efectos del cambio climático en México”.
Este plan se desglosa en cuatro grandes ejes: Descubriendo la Diversidad Genética de la Semilla, Estrategia Internacional para Aumentar el Rendimiento del Maíz, Estrategia Internacional para Aumentar el Rendimiento del Trigo, y el Desarrollo Sustentable con el Productor.
Cada uno de estos ejes supone retos diferentes, los cuales deben ser resueltos por equipos multidisciplinarios. Pero, ¿qué institución u organismo cuenta con los recursos en investigación, financieros, de infraestructura y capacidad en general para atacar y resolver los problemas que plantea cada uno de los ejes contenidos en MasAgro?
Una estrategia que podría dar respuesta a esta pregunta tiene lugar en la llamada “triple hélice”, un concepto cada vez más utilizado por autoridades de los diferentes órdenes de gobierno, por la iniciativa privada y por la propia academia. Ante ello, el proyecto MasAgro encontró en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) a su aliado estratégico por excelencia.
¿Qué es el Cimmyt?
El Cimmyt, que surgió durante un proyecto piloto patrocinado por el gobierno mexicano y la Fundación Rockefeller entre 1940 y 1950, se convirtió en el primer centro a nivel mundial dedicado a la investigación y desarrollo de variedades de maíz y trigo.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Bram Govaerts, quien es director asociado del proyecto global de agricultura de conservación del Cimmyt, explicó que el centro es una especie de “Arca de Noé del maíz y trigo”, que tiene como mandato trabajar en el desarrollo de ambos granos a nivel mundial pero con especial enfoque en los países en vías de desarrollo.
Asimismo, detalló que para cumplir sus objetivos en materia de preservación, mejoramiento genético y producción de maíz y trigo, trabaja con base en cinco grandes proyectos: aprovechamiento para la producción y análisis de la biodiversidad de maíz y trigo; de mejoramiento de maíz; de mejoramiento de trigo; agricultura de la conservación; y de investigación socioeconómica.
Dichos planes arropan una gran cantidad de investigaciones en torno al maíz y trigo que operan bajo lineamientos muy interesantes; el más importante es que la investigación que en el Cimmyt se realiza automáticamente se convierte en patrimonio de la humanidad, explicó el entrevistado.
“Cimmyt es un centro internacional, no es de nadie y es de todos; toda la investigación que hacemos automáticamente se convierte en patrimonio cultural, patrimonio de la humanidad. No tenemos un presupuesto base, trabajamos a través de donaciones y a través de proyectos; las donaciones llegan principalmente de la Fundación Bill & Melinda Gates, de la Fundación Carlos Slim y de proyectos del gobierno”, abundó Bram Govaerts.
Asimismo, señaló que entre la relación del centro con el gobierno, el proyecto más importante es MasAgro. La Sagarpa, dijo, canaliza recursos hacia el Cimmyt para ciertos resultados hacia el campo mexicano.
Cimmyt, brazo ejecutor de la investigación internacional
Precisó que la labor del Cimmyt no se limita al escenario nacional, y que gracias a su alcance internacional la infraestructura de ciencia es mucho más robusta y efectiva. Actualmente, detalló que el centro cuenta con presencia en 110 países, naciones que trabajan en una gran cantidad de proyectos multidisciplinarios.
Agregó que el Cimmyt opera en promedio 100 proyectos de investigación anuales, de los cuales 20 son grandes trabajos que involucran desde cinco y hasta 150 organizaciones diferentes a nivel mundial. El resto, es decir los otros 80 proyectos, son trabajos de menor envergadura o incubadoras de otras grandes investigaciones.
En términos económicos, detalló que los proyectos representan una inversión que rondan entre los 140 y 160 millones de dólares; el 80 por ciento de los recursos es absorbido por los grandes proyectos y el 20 por ciento restante se va a las investigaciones de menor tamaño.
“El papel que juega el Cimmyt es un rol catalizador, un rol de conexión hacia el mundo científico internacional. Lo que hemos logrado con las investigaciones realizadas en México es elevar el conocimiento a un nivel de proceso, al juntar esos trabajos con otros similares en nuestra red de investigación en todo el mundo”, abundó.
¿Cómo se logra?
De acuerdo con Bram Govaerts, la fortaleza del Cimmyt radica en el trabajo colaborativo, donde juega el papel de gran centro de captación de investigación. “El espíritu de Cimmyt es de colaboración, integración de información e incluso la traducción de investigaciones complejas en aplicaciones concretas para el productor”, detalló.
Ello les ha permitido mantener las semillas de maíz y trigo existentes, así como la generación de nuevas variedades resistentes a enfermedades y capaces de responder a las condiciones adversas del clima en diferentes regiones del mundo, agregó.
Finalmente, concluyó que lo que se está logrando con esa labor es la generación de conocimiento que se traduce en mejores capacidades de producción agrícola.
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