"Detr\u00e1s de un avance cient\u00edfico o tecnol\u00f3gico hay 100 fracasos"
Por Verenise Sánchez Correa
Puebla, Puebla, 07 de noviembre de 2014. (Agencia Informativa Conacyt).- Las ideas no llegan espontáneamente, hay que buscarlas, ponerlas a prueba y aprender de los fracasos, afirmó Gerardo Herrera Corral, físico mexicano que participa en uno de los proyectos científicos más grandes a nivel mundial: el Gran Colisionador de Hadrones (o LHC, del inglés Large Hadron Collider); es el mayor acelerador de partículas del mundo, ubicado en la frontera franco-suiza, cerca de Ginebra.
Para el miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), "las grandes ideas que generan innovación son resultado de mucho trabajo, mucho estudio, muchos debates con colegas, así como de ir a escuchar a otros y de leer".
Después de todo eso hay que procesar la información y plantearse nuevas interrogantes, señaló el especialista en el origen del universo, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt luego de su participación en la séptima edición de La Ciudad de las Ideas, explicó que después de los pasos anteriores hay que ir a la acción, a los experimentos, en donde la mayoría de las ideas fracasan. "Desde luego que muchas de las ideas al momento de implementarlas fracasan, detrás de un gran descubrimiento o desarrollo tecnológico hay 100 o más fracasos", manifestó.
De tal manera que, dijo Herrera Corral, un gran científico no es aquel que tiene buenas ideas, sino aquel que tiene una gran tolerancia a la frustración y no se cansa de intentarlo una y otra vez hasta que logra su objetivo.
Entrevistado por separado, Paul Bloom, profesor de psicología en la Universidad de Yale, quien también participó en dicho evento, señaló que de los fracasos y errores es de donde más se aprende. "Todos deben cometer errores. La clave del éxito es intentarlo, cuantas veces sea necesario. El enojo que genera un error es una adaptación que nos convierte en mejores personas, nos mantiene juntos y forma lazos de cooperación", expresó.
Este acelerador de partículas consiste en un túnel circular de 27 km de circunferencia, con tramos con profundidades que alcanzan hasta 175 m. Por el túnel corren dos tubos por donde circulan haces de partículas en sentidos opuestos. Las partículas, que aumentan progresivamente su velocidad a cada vuelta, se hacen colisionar entre sí. Los científicos analizan los datos de la colisión para evaluarlos y compararlos con las teorías formuladas para cada experimento.
Con el Gran Colisionador de Hadrones se espera entender las leyes físicas que intervinieron en la creación del universo. Este proyecto inició en los años 70 y fue aprobado en 1994. En este esfuerzo internacional, México participó con el diseño y construcción de dos de los 16 dispositivos que forman parte de los detectores del acelerador. Los centros de investigación que participaron fueron los institutos de Ciencias Nucleares (ICN) y de Física (IF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y las unidades de Mérida y de Zacatenco del Cinvestav, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
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