Talleres de ciencia recreativa, ruta al desarrollo científico
Por Érika Rodríguez
Zacatecas, Zacatecas. 9 de agosto de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Los talleres de ciencia recreativa que ha llevado a cabo el Grupo Quark desde sus inicios en 2001, son un método de educación no formal que ha llegado a más de 200 mil personas a lo largo del territorio mexicano. Las actividades se han enriquecido a través de la práctica directa y la investigación de científicos para fundamentar y contagiar entre el público el amor por la ciencia.
El Grupo Quark forma parte del Museo de Ciencias de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) y es el grupo de divulgación voluntario más grande en América Latina. Actualmente cuenta con 55 voluntarios activos. La metodología desarrollada es producto del esfuerzo de los colaboradores del grupo y ha sido publicada en cinco libros: dos en donde se analizan talleres y tres con actividades.
Los títulos de los libros son: Ciencia en todos los rincones, manual de divulgación en talleres (2008), Para jugar con la ciencia (2011), Para jugar con la ciencia y la tecnología (2013), La ciencia en nuestras manos. Una perspectiva de los talleres de divulgación sin el color de rosa (2014) y Para jugar a ser científicos (2015), que se publicó de manera conjunta con el Museo Espacio Ciencia, de Uruguay.
Para jugar con las nano: ciencia y tecnologías, el cual también cuenta con aporte de divulgadores e investigadores de España, Costa Rica, Brasil y Argentina.
El próximo libro será publicado en septiembre del presente año, se titulaEn entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el fundador del Grupo Quark, Miguel García Guerrero, mencionó que una de las grandes ventajas de los talleres es su versatilidad, ya que se pueden presentar en distintos espacios como una oportunidad de aprendizaje de manera divertida.
“Desde mi punto de vista, los talleres son una de las formas de divulgación más completas. Por ejemplo, un video puede estar muy completo, pero el espectador solo lo ve; también existen libros geniales, pero tampoco hay participación. Un taller bien realizado te da la oportunidad de que la gente físicamente participe, manipule cosas, se mueva, brinque e interactúe emocionalmente. Se puede poner triste o feliz, pero existe una retroalimentación intelectual inmediata”.
Vivir la ciencia
El también candidato a doctor en estudios del desarrollo, adscrito al Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), manifestó que a través de los talleres, el expositor plantea los temas pero el público también comunica sus intereses y juntos pueden construir una idea final e incrementar sus conocimientos.
“Los talleres brindan a las personas la oportunidad de jugar a ser científicos por un momento y meterlos en ese rol de investigadores, incluso pueden descubrir su vocación en algún taller. A eso le apostamos, a que las personas no solo vean la ciencia de lejos, sino que la vivan a través de una experiencia interactiva”.
Miguel García explicó que existen tres diferentes formas de hacer divulgación. A la primera de ellas se le llama tipo déficit, en la que el expositor manifiesta sus conocimientos sin escuchar al público; otra es a través del diálogo, en donde el experto reconoce que no lo sabe todo y que el público tiene interés por su tema, ambos se escuchan y construyen el tema; la última es el compromiso público, en donde el científico escucha al público para modificar su investigación e incluso los responsables de política pública en ciencia y tecnología lo tomen en cuenta para la ruta a seguir.
El físico egresado de la UAZ refirió la importancia de profesionalizar los talleres en México, discutir los fundamentos y con ello contar con más herramientas para que las nuevas generaciones mejoren lo ya existente, lo cual es un trabajo que puede iniciar desde edades tempranas.
“A esto, en el Grupo Quark particularmente, les llamamos Programa de fuerzas básicas de la ciencia, dinámica que creemos funciona como en los deportes, en donde los niños asisten por diversión y los guías pueden detectar a aquellos quienes tienen una mayor aptitud, para apoyarlos y continúen creciendo en este rubro. Hoy son más de 40 jóvenes que han pasado del Club Infantil de la Ciencia al Grupo Quark, de los cuales 20 siguen activos y comprometidos con las siguientes generaciones”, refirió.
Miguel García Guerrero reiteró la invitación al público zacatecano a asistir al Museo de Ciencias y formar parte del Club Infantil de la Ciencia o del Grupo Quark. “Las puertas están abiertas para las personas interesadas en jugar a ser científicos y tomar la ciencia en sus manos”, concluyó.
Mtro. Miguel García Guerrero |
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