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Pasar de la manufactura a la “mentefactura”, reto nacional

Por Israel Pérez Valencia

Santiago de Querétaro, Querétaro. 11 de enero de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- La inversión en ciencia y tecnología es el camino correcto para llegar a una sociedad basada en la economía del conocimiento, lo que permitirá que nuestro país migre de la manufactura a la “mentefactura”, donde la innovación tecnológica, enfocada en el beneficio de la sociedad, sea la punta de lanza para el desarrollo, señaló el director regional centro del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Salvador Flores Ortega.

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Esto lo dijo en el marco de la exposición de Casos de Éxito de Proyectos de Fondos Mixtos (Fomix-Querétaro) del Conacyt 2015, en el que la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), así como CATECNA Negocios Tecnológicos, presentaron el proyecto Horno portátil de retorta múltiple giratoria para la calcinación de minerales de mercurio con condensador y sistema de control de emisiones, que fue implementado con éxito en el municipio de San Joaquín, Querétaro.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Flores Ortega explicó que la región Centro comprende los estados de San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, Distrito Federal, Estado de México, Morelos y Guerrero; y que a pesar de que se trata de un mosaico heterogéneo, respecto a las orientaciones y capacidades de cada uno en materia de desarrollo de ciencia y tecnología, el Conacyt asume la obligación de brindarles una atención diferenciada que cubra sus necesidades.

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cuál es el diagnóstico que puede compartir respecto al desarrollo de la región Centro de Conacyt, hablando de promoción de la ciencia y tecnología?

Mentefactura 12 0116Salvador Flores Ortega (SFO): La orientación varía mucho, hay estados con una inclinación agrobiotecnológica, otros al sector automotriz y en el caso de Querétaro se distingue por su gran crecimiento en el sector aeroespacial. Hay diferentes enfoques, necesidades y líderes de proyectos. La configuración de las regiones es muy interesante por sus potenciales y áreas de oportunidad. Conacyt busca atender y apoyar cada región para influir positivamente en su desarrollo económico y social, a través de la actividad científica, tecnológica y de innovación.

AIC: En el caso de Querétaro, ¿cuál es la evaluación que usted da en ese sentido?

SFO: Querétaro es muy fuerte, tiene una gran masa crítica e instituciones de educación superior muy destacadas; ejemplos claros son los centros de investigación que tenemos aquí que forman parte de la “familia Conacyt”, y que son reconocidos a nivel nacional e internacional.

Otro ejemplo, en la exposición del horno que nos compartió la UAQ dieron el dato de que Querétaro genera 43 por ciento de la producción de mercurio, lo que posiciona el estado en el segundo lugar nacional. Entonces, ahí hay mucho trabajo que hacer, porque no solo debemos limitar el apoyo a proyectos como el del horno, sino también en ciencia y tecnología que apoye a las comunidades en materia de salud y cuidado del medio ambiente que propone la Universidad Autónoma de Querétaro, dada la toxicidad que implica el manejo de este elemento.

AIC: ¿De qué manera promueve el Conacyt estos casos de éxito en la región?

SFO: Tenemos en todo el país diferentes tipos de apoyos, como el Programa de Estímulos a la Innovación (PEI), becas y los Fondos Mixtos, estos últimos, instrumentos con los que apoyamos el desarrollo científico y tecnológico a través de fideicomisos, donde se involucran aportaciones de los gobiernos estatales y municipales junto con el Conacyt. Podemos decir que un caso de éxito es cuando se termina un proyecto en tiempo y forma, que tiene resultados claros y que se están aplicando. Son los que nos demuestran que la sociedad está siendo beneficiada.

También contamos con programas en materia de divulgación y apropiación social de la ciencia; no nada más divulgamos y difundimos, que es fundamental, sino que apoyamos programas de apropiación para que la sociedad se conciencie y haga suya la ciencia, que conozca cómo le beneficia en su entorno y su vida. En México tenemos el talento y la tecnología a la mano como para que, en unos años, usemos un teléfono celular “Tláloc”, hecho México, o un auto deportivo “Quetzalcóatl”, diseñado con tecnología automotriz nacional.

AIC: Desde su perspectiva, ¿cuáles son los retos a los que se enfrenta la ciencia y tecnología en México?

SFO: En ese sentido, tanto el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, como el director general del Conacyt, Enrique Cabrero Mendoza, han sido muy precisos respecto a la política en esta materia, debemos llegar a uno por ciento de inversión en ciencia y tecnología hablando del producto interno bruto (PIB).

Hemos venido creciendo, creo que ahora andamos por el 0.54 o 0.57 aproximadamente; Conacyt ha venido empujando desde hace mucho las cuentas estatales de ciencia y tecnología, lo que ha sido un avance importante con todas la vicisitudes y contras que tenemos desde el entorno económico internacional que nos afectan, como la baja de los precios del petróleo, el alza de las tasas de interés, entre otras. Aun así, ha sido muy sólida la propuesta del gobierno de dar recursos a la ciencia y la tecnología, distribuidos a los estados con mucha transparencia para seguirlos apoyando. Esa es una política fundamental.

Existe un consejo general, que preside el presidente de la república, donde están inmiscuidos todos los grandes promotores y actores de la ciencia y la tecnología en el país. Creo que es otra estrategia muy efectiva que ha logrado permear, desde hace algunos años, en los congresos locales, así como en las cámaras de diputados y senadores, que tienen muy claro que hay que invertir en ciencia y tecnología.

AIC: Y en el caso del sector privado, ¿cómo puede involucrarse en este desarrollo que usted menciona?

SFO: Es fundamental, como mencioné, tenemos la meta de llegar a uno por ciento del PIB, pero el gobierno no puede hacerlo solo, se requiere la participación de todos los que integramos la cuádruple hélice de la innovación —academia, empresa privada, gobierno y sociedad—, por ello, el sector privado es estratégico.

Para poder lograr ese uno por ciento del PIB se necesita que el sector empresarial nos acompañe, que invierta y se la juegue para México, como ha venido pasando con algunas empresas que han apostado fuertes inversiones a la ciencia y la tecnología. En la medida en que todos los sectores también le apuesten más, vamos a avanzar en ese objetivo. Actualmente, el presupuesto nacional para ese rubro es muy considerable, andamos por los 85 mil millones de pesos, que son recursos destinados a la ciencia, tecnología e innovación de todo el país.

 

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